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El majestuoso felino bautizado como Romeo estuvo a punto de ser llevado a Argentina con varios animales, leones y tigres de bengala que eran propiedad del empresario Oswaldo Guasconi, propietario del circo Osvaldo Terry.
Luego de que los animales fueran requisados por la Secretaría del Ambiente, quedaron bajo cuidados profesionales en el Zoológico de Asunción. Fue en este lugar donde Romeo se convirtió prácticamente en el rey de la mencionada fundación.
En el Jardín Botánico se construyó un hábitat aceptable dentro de las posibilidades e infraestructura disponible en el zoológico capitalino, con espacio suficiente para correr y alimentación diaria con carne fresca y atención veterinaria permanente, recordó Maris Llorens, en contacto con ABC Color.
La empresaria explicó que tanto a Romeo como a los demás felinos les cortaron las uñas durante el tiempo que estuvieron en el circo, lo que hizo imposible que puedan ser liberados en el caso de Romeo en la sabana africana ya que no tenía uno de los principales mecanismos de defensa.
Hace aproximadamente 20 días el mamífero comenzó a sentirse mal y no se alimentaba como habitualmente lo hacía, y tras un primer análisis se detectó acumulación de agua en el estómago y luego, tras una biopsia, se halló un tumor maligno en esa zona que le causó la muerte este miércoles.
Las actividades circenses con animales silvestres en cautiverio están actualmente prohibidas por la Resolución Nº 2002/12 de la Seam.