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María José es una paraguaya que vive en Cork, una ciudad al sur de Irlanda, y a la que su trabajo y su situación económica le permiten hacer el enorme esfuerzo de viajar miles de kilómetros hasta Bilbao, España, para ir, votar y volver a su país de residencia con el simple fin de cumplir su derecho y obligación de votar.
“Después de llorar por la rabia (de no poder votar en Irlanda) –porque me dio mucha rabia–, vi el registro electoral y figuraba que estaba habilitada para votar en Bilbao”, nos comenta María José.
“Ahí, volví a llorar”, reconoció, aunque para evitarle más preocupaciones a su marido, que se angustiaba al igual que ella, decidió pasar de la rabia a la acción y buscó la manera de viajar a depositar su voto este domingo.
Justicia Electoral no me va a ganar. Pensaban que ñembo-anunciando a última hora donde votamos los paraguayos en el exterior, iban a impedir que yo vote. No me conocen!
Posted by Majo Rivas Vera on Tuesday, April 17, 2018
No solamente le exigió un renunciamiento económico, sino también algo más valioso para ella, tiempo con su familia. Es abogada y ejerce en una organización que asiste a inmigrantes y refugiados. “Es un trabajo emocionalmente superduro para mí, tengo un trabajo que es superestresante, con gente supervulnerable, que viene de países en la miseria, y no hay nada que sea más sagrado para mí que el fin de semana con mi familia”, comentó.
Ir, votar y volver, entre viajes y estadía, le costará 400 euros.
“Tengo el inmenso privilegio de estar trabajando en una situación relativamente buena”, reconoce, algo que lamenta no ocurren con los miles de paraguayos en el exterior. “Yo que puedo y tengo el privilegio de poder pagar y usar un cuarto de mi sueldo en este viajecito tengo que hacerlo”, remarcó convencida de que un voto puede hacer la diferencia.
Ella no está exenta a la situación de los demás compatriotas en el exterior. Reconoce que su trabajo con inmigrantes de otros países tal vez la sensibiliza un poco más para no quedarse el domingo en su casa. Lamenta que las autoridades no den las facilidades mínimas para que los compatriotas desperdigados por el mundo puedan ejercer su derecho. “El derecho, si no es efectivo, no es derecho”, destacó.
Rivas se enteró hace poco de dónde iba a votar, lo que le impidió por ejemplo buscar alternativas más directas como Barcelona u otra ciudad que tenga conexiones con su ciudad. Ella tendrá que viajar horas de Cork a Dublín y de Santander a Bilbao por la falta de vuelos directos.
“Se hizo mal (la asignación de los locales de votación). El TSJE tiene nuestros datos, tiene la tecnología. Un correo habría sido suficiente para consultarnos siquiera qué local nos quedaba mejor”, reprocha, a la vez de sospechar. “No quiero pensar mal de la gente, pero puedo creer que están haciendo a propósito para que la gente no vaya a votar”, dijo.
Rivas apela a quienes están indeciso y se escudan bajo el argumento de “que todos son los mismos”. “Es muy fácil decir: no hay opciones, y decir: que no voy a votar por eso. Necesitamos más gente que se comprometa. Cuando uno está afuera se da cuenta de que un voto es un solo voto, pero ese voto cuenta”, dijo.
Sobre qué le diría al joven que está indeciso afirmó que “sea a quien sea que se le elija el domingo, que participen. Si no van a votar el domingo, se hace patria todos los días, así que si no votan igual exíjanles a las autoridades todos los días. Aún así creo que hay más opciones especialmente en las listas parlamentarias” y pidió no escudarse detrás del “que son todos iguales”.
"El voto no es solo un derecho, es también una obligación de todo ciudadano. No es excusa eso de 'para qué voy a votar si son lo mismo'. Hay que pensar y votar a conciencia por los que serán, si no los mejores, por lo menos los menos peor para el país. Y la ciudadanía debe seguir luchando para cambiar el sistema de listas sábanas", apeló desde Austria el compatriota Roberto Gubo.
En sus palabras se percibe la impotencia y hasta rabia de no poder votar, pese que tenía toda la intención de hacer valer su derecho, el cual –resalta– no se extingue por cruzar la frontera.
"Si bien vivimos fuera del país por diferentes motivos, ya sean económicos, de estudio u otros, nos sentimos comprometidos con el futuro de nuestro país, al que anhelamos volver y el cual deseamos que tenga gobernantes patriotas y comprometidos con sus conciudadanos", dijo. Lamentó que los que viven fuera de los cuatro países habilitados en el exterior siguen siendo "paraguayos de segunda".
A los jóvenes "yo les diría que si quieren seguir viviendo en democracia, que hagan valer su derecho como ciudadanos y vayan a votar. Que voten a conciencia, sin importar el color, pero que no permitan que otros elijan por ellos. El voto es la única herramienta que el ciudadanos posee para premiar o castigar a los políticos, en cuyas manos estará el destino del país por los próximos 5 años. Que voten por aquellos que no lo podemos hacer", apeló ya que él no tiene la posibilidad de ir desde Austria hasta Barcelona para sufragar.
Myriam Insfrán, paraguaya residente en Málaga, afirma que al menos para ella el voto cruzado es una opción. Desde hace varios días se está moviendo, averiguando a qué hora votar y otros datos necesarios.
"Personalmente puedo puedo decir que sí (el voto cruzado es una opción). Va a ser una lucha contra el voto al partido de punta a punta", afirmó ya que al menos desde allá percibe el "arreo" de gente como "muy nocivo".
Lamenta que "tampoco se les da oportunidad a otras personas que hayan surgido de facultades, que estén preparadas", pero afirma que hay opciones para votar sobre todo en las listas al Senado.
Reconoció que incluso allá, según lo que observó en la elección de la que participó ya en España, "nunca falta el seccionalero o seccionalera. Eso nunca falta, porque también está el sentimiento de esa gente en la que está arraigada la cultura política o familia".
Comentó que en su caso particular la mayoría de las informaciones sobre los candidatos las recibe a través de los medios y las redes sociales, pero, según aprecia, hay "un sentimiento generalizado que se percibe, de que surge un sentimiento estronista, y eso es peligroso. No podemos retroceder".