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El 14 de julio de 2012, Rosalía Amarilla Escobar salió de su casa en Ñemby y su familia no volvió a saber de ella sino hasta que el 18 de julio se comunicó diciendo que estaba en San Pablo, Brasil y que regresaría en una semana. Después de eso, la familia –incluido su hijo de apenas 3 años- de la mujer que en aquel entonces tenía 31 años no volvió a saber nada de ella.
Angustiada, doña Arminda Escobar, madre de Rosalía, llegó el 29 de julio hasta la sede de la Fiscalía en Ñemby para presentar una denuncia por la desaparición de su hija.
Rosalía había sido llevada bajo engaños a Brasil, con la promesa de que iría a comprar ropas para luego traerlas a Paraguay para su comercialización.
Como si la desesperación de no saber qué había pasado con su hija no fuera suficiente, tiempo después doña Arminda recibiría una llamada telefónica de personas desconocidas que le contaron que Rosalía estaba presa en una prisión de Beijing, China, luego de ser detenida mientras transportaba droga en su ropa interior.
La unidad de Lucha contra la Trata de Personas se encargó de investigar el caso de Rosalía. Las características del caso hacían pensar que había sido víctima de un caso de trata internacional. La investigación encontró nexos entre este caso en particular con integrantes de redes delictivas que ya eran buscados por participar en la captación de mujeres que luego eran llevadas bajo engaños a otros países.
El Ministerio Público consiguió comprobar que Rosalía había partido a China continental tomando un vuelo en San Pablo. El peor golpe llegaría después, cuando se confirmó que efectivamente se encontraba recluida en una cárcel de Beijing y había sido condenada a muerte por tráfico de drogas.
Rosalía había sido detenida el 24 de julio, transportando cocaína y había dado el aviso de que tres personas le esperaban a la salida del aeropuerto. Según un informe de CLADEM y Amnistía Internacional, Rosalía colaboró en todo momento con las autoridades chinas, lo que le valió la suspensión de la condena por dos años.
Como Paraguay no cuenta con representación diplomática en China, se consiguió acceder a la colaboración del consulado argentino en el país asiático que se entrevistó con Rosalía e informó que la misma pena de muerte podría pasar a ser 10 a 15 años de prisión.
Rosalía fue trasladada después a la Cárcel de Mujeres de Beijing, donde requiere de ayuda económica para comunicarse con su familia, ya sea por teléfono o enviar cartas. En estos dos años ha conseguido hacerlo apenas en dos oportunidades.
Las autoridades chinas no consideran el caso de Rosalía como uno de trata de personas y en nuestro país no existe pena para la trata de personas con fines de producción de actividad ilícita. Sin embargo, según AI Paraguay y CLADEM, existe una relación cada vez más frecuente entre la trata con esta finalidad y las trata con las finalidades tradicionales de explotación laboral y/o sexual.
Usualmente, las víctimas –captadas bajo engaños- son obligadas a realizar actividades ilícitas de trasporte de drogas a otros países, bajo severas amenazas por parte de los tratantes, durante su permanencia en países de tránsito hacia el destino final, donde quedan durante algunas semanas y hasta meses siendo sometidas por los tratantes.
Actualmente Rosalía Amarilla se encuentra en la cárcel industrial Beijing Women.
CLADEM realizó consultas con varias organizaciones que han demostrado interés en brindar asesoramiento y apoyar la causa.
De acuerdo a los informes anuales de Amnistía Internacional, China es el país que registraría la mayor cantidad de ejecuciones anualmente. Precisar números es una tarea casi imposible debido a que estos casos son mantenidos como secreto de Estado.
Las organizaciones locales señalan que la vía para revertir la situación se necesita gestionar un pedido de clemencia, a través de la vía diplomática, demostrando la condición de víctima de trata de Rosalía Amarilla, probada en la causa investigada en Paraguay. Para tramitar este pedido, consideran que la vía consultar con mayor afinidad serían Uruguay o Venezuela.
El tiempo marcha rápido y las acciones para tratar de salvar la vida de Rosalía son cada vez más urgentes.