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El acto de reconocimiento se realizó en el salón “Cacique Arapysandu” de la municipalidad de San Ignacio.
Después de su llegada al distrito de la capital del país acompañado del altar de maíz. El artista Koki Ruiz, fue recibido por la intendenta Mirena Salas de Ruiz (ANR), el presidente de la junta municipal Licenciado Osvaldo Mazacote (ANR), además de familiares y amistades del artista que dieron la bienvenida al artista. En la oportunidad se le entrego una mención y una medalla de oro.
Mazacote señalo “Koki, sinceramente estamos tan orgulloso de usted y de tu equipo de trabajo, por todo lo que le estas dando y le vas a dar todavía a San Ignacio Guazú Misiones”.
Además manifestó “Vamos a seguir a lado tuyo, a lado de los que quieren el bien para nuestra comunidad, gracias al trabajo tuyo y de tu equipo de trabajo San Ignacio, hoy es reconocido a nivel mundial por todo esto que está dando, sos un orgullo para nuestra comunidad, estamos muy orgulloso de usted, tu familia y de tu equipo de trabajo”.
Por su parte la jefa de la comuna ignaciana, Mirena Salas, indico “En el año que la ciudad de San Ignacio cumple 406 años de vida fundacional, y el maestro Koki Ruiz, los varones y mujeres juntamente con Macarena Ruiz, están permitiendo que la ciudad de San Ignacio Misiones, llegue al sitial más alto, al lugar que universalmente está reconocida nuestra ciudad”.
“En este mes de julio en que fuimos bendecidos por el Papa Francisco, en el que estamos festejando el Santo Ara de San Ignacio de Loyola, y también se recuerda una fecha tan importante que es el día de la amistad, no podemos pedir más nosotros los ignacianos, porque el regalo que nos han hecho Koki y el equipo de trabajo nos hacen sentir muy bien”, expreso Mirena.
El artista Koki Ruiz muy emocionado señalo “Los ignacianos empezaron a ir de a poco, pero con el correr del tiempo, nosotros íbamos sintiendo de apoco que algo grande iba a pasar en el pueblo, y realmente cuando llego el día que nos fuimos sentimos que estábamos llevando todo el pueblo con nosotros, parecía que San Ignacio quedaba vacío, cuando salíamos del “Molino”, quedaba esa sensación que todos todos se iban con nosotros”.
“El altar quedo en el corazón de los ignacianos, y de quienes llevamos el altar como símbolo también de esto, algo hermoso y grande que llevamos, no por la belleza de la obra, no por el éxito plástico de la obra, sino porque logramos juntar el cariño de miles y miles de gente entorno a esos cocos, a esa idea, a ese conjunto de gente que siempre acompaño”.
Además el artista agrego “El Molino casi se convirtió en un santuario, por las peticiones, ruegos de las gentes que peregrinaban desde lejos para escribir en los cocos”.
Finalmente Koki agradeció a todas las personas que acompañaron los trabajos día a día, y que hicieron que la obra del retablo fuera posible.