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La legisladora proyectista dijo a ABC Cardinal que evitaron que sea estudiado esta semana con una medida dilatoria: supuestamente, había tardado en llegar a la Comisión de Hacienda y por ello se debía postergar hasta la siguiente semana su estudio. “La próxima semana ya no hay excusa, hay que dictaminar por lo menos en minoría. Creo que todas las dilaciones terminan la próxima semana. Ojalá podamos aprobar la versión de Senadores que establece mecanismos para evitar el contrabando y la falsificación”.
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Expuso que la versión de la Cámara de Diputados eliminó los artículos que establecen el control del Estado sobre las tabacaleras y las cambia por autocontroles de las empresas. “Es como darle al gato que le cuide al ratón”, ejemplificó.
De acuerdo a un estudio presentado en 2012, Paraguay importa 50.000 toneladas de tabaco al año, de las cuales solo entre 10.000 y 20.000 toneladas se puede demostrar que se destinaron a la producción de cigarrillos que fueron vendidos y/o exportados legalmente. “Hay unas 30.000 ó 40.000 toneladas que se esfuman, no existen registros. Por eso esta ley de Trazabilidad es importante. El que importa debe demostrar que todo lo que importó se convirtió en cigarrillo y demostrar lo que se vendió y se exportó”, enfatizó.
Defiende su proyecto de ley afirmando que la trazabilidad permite hacer el seguimiento de las tabacaleras hasta la distribución y venta. “Lo que no se puede demostrar, fue a parar a la falsificación y contrabando”, señaló.
Sostuvo que las tabacaleras están preocupadas por esta ley, pero no por lo que afirman, que se matará a la industria o que se cerrarán puestos de trabajo. “Esto es transparencia, es control en favor de la legalidad, de la finanza del Paraguay. Esto es lo que no se quiere aprobar, porque son negocios multimillonarios. Paraguay es responsable del 30% del contrabando del mundo. Lo dice el sistema de control de Estados Unidos presentado al Senado de ese país hace dos o tres años”.
El contrabando de cigarrillos “es un negocio transnacional. En la corrupción hay siempre dos partes: el corruptor y el que permite la corrupción”.