Historias de vida: más de tres décadas tocando las campanas de la Catedral de Fuerte Olimpo

La historia de vida de Gregorio Rolón (48), lejos de ser la de un simple sacristán de la parroquia María Auxiliadora, está rodeada de un sinnúmero de situaciones de puro acto de amor y de servicio al semejante. Es una persona muy querida en toda la comunidad y lleva más de 30 años trabajando con los religiosos. De manera diaria, se encarga del cuidado de la majestuosa Catedral y de hacer sonar las campanas cada vez que alguien fallece.

La majestuosa Catedral de Fuerte Olimpo, donde hace mas de 30 años, Gregorio se encarga de hacer sonar las campanas y mantenerla limpia.
La majestuosa Catedral de Fuerte Olimpo, donde hace mas de 30 años, Gregorio se encarga de hacer sonar las campanas y mantenerla limpia.CALMIRON

Gregorio prácticamente vive en la parroquia, ya que gran parte del día la pasa realizando labores, tanto en la Catedral como en la casa de las hermanas religiosas, quienes son su verdadera familia, atendiendo a que tanto su padre como su madre ya fallecieron. Nos cuenta que tiene un solo hermano que trabaja en una estancia y a quien no ve desde hace un buen tiempo.

Gregorio en su tarea de hacer sonar las campanas de la Catedral, anunciando la muerte de alguna persona, los famosos dobles, que  requieren toda una técnica.
Gregorio en su tarea de hacer sonar las campanas de la Catedral, anunciando la muerte de alguna persona, los famosos dobles, que requieren toda una técnica.

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La parroquia le proporciona un pequeño salario y, gracias a la ayuda de una religiosa extranjera ya fallecida, logró construir su vivienda. Nunca fue a la escuela, pero aprendió a leer y escribir precisamente gracias a las numerosas religiosas que trabajaron en la zona.

No posee título

Gregorio, más allá de sus capacidades especiales, no tiene títulos ni altos cargos, pero ante Dios es el más importante, porque siempre demuestra una actitud de mucha humildad y de servicio a toda la comunidad desde hace más de 30 años, refiere el cura párroco Carlos Coronel.

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“Ayer martes, Gregorio cumplió 48 años de vida; por tal motivo, organizamos un pequeño refrigerio donde no faltaron las tortas y otros comestibles, todo donado por los pobladores, y al que concurrió una gran cantidad de personas, lo que demuestra el cariño y gratitud de la gente para con él”, comentó el religioso.

Con la tarea que realiza no solo dentro de la parroquia, sino en toda la población, Gregorio tiene todas las cualidades para ser elegido como ciudadano ilustre. Él es un ejemplo de vivencia evangélica al natural; vive su vida de manera tan sencilla, con un corazón lleno de nobleza, que si hoy llegara el fin del mundo, de seguro uno de los pocos que se salvaría sería esta persona, dijo finalmente el sacerdote.

Gregorio rodeado de los religiosos de la parroquia.
Gregorio rodeado de los religiosos de la parroquia.

Anécdotas

Son varios los religiosos que pasaron por la parroquia y con quienes trabajó este sacristán, pero el ya fallecido sacerdote italiano José Ballin fue uno de sus grandes amigos. Era tanto el cariño que le tenía este cura párroco a Gregorio que, cuando se retiró de la vida religiosa y volvió a su Italia natal, uno de sus últimos deseos fue volver a ver a su amigo.

Este deseo se cumplió, pues el religioso fue traído por su familia hasta Fuerte Olimpo, donde se reencontró con Gregorio, y, tras regresar a su país de origen, falleció a los pocos meses de este anhelado encuentro.

Entre las tantas anécdotas que vivieron juntos, se recuerda la ocasión en que ambos sufrieron el primer accidente automovilístico en esta comunidad. El vehículo, manejado por el sacerdote, perdió los frenos al bajar del cerro donde se localiza la Catedral.

Por suerte, el vehículo quedó atascado de costado entre las piedras y no llegó a caer por completo. Solo Gregorio sufrió algunos golpes, pero no por el accidente en sí, sino porque el cura párroco, que era un hombre bastante fornido, cayó sobre el sacristán, quedando en esa posición por varios minutos hasta que fueron socorridos.

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En otra oportunidad, el padre José necesitaba que el sacristán realizara un mandado, pero no lograba ubicarlo por ningún lado. Entonces, se le ocurrió utilizar el micrófono de la catedral, conectado a los grandes parlantes ubicados en la torre, que servían para comunicar noticias a toda la población. Por este medio comenzó a llamar: “Gregorio, ¿dónde estás?”, lo que fue celebrado con mucha risa por los moradores.

Gregorio en su tarea diaria de mantener limpia la imponente Catedral.
Gregorio en su tarea diaria de mantener limpia la imponente Catedral.

Reloj

Las torres de la Catedral, erigida en la cima de uno de los cerros menores de esta localidad, poseen relojes a cuerda traídos de Italia. Su funcionamiento depende del constante cuidado y mantenimiento que se les pueda dar. Cada 15 minutos se emiten campanadas cortas y, en las horas, campanadas más largas, siendo toda una atracción para propios y extraños.

Cuando falleció el hombre que realizaba esta labor, el reloj dejó de funcionar por varios años, debido a que no se encontraba una persona que lograra ponerlo en marcha, atendiendo al delicado sistema de precisión que caracteriza a este tipo de mecanismos a cuerda.

Según el padre Carlos, fueron varios los técnicos que intentaron hacerlo funcionar, pero sin éxito, hasta que finalmente Gregorio subió hasta donde estaba el grupo de trabajadores y, simplemente, les dijo: “Esto se debe realizar así”. En cuestión de segundos, comenzó a andar en perfecto funcionamiento todo el engranaje de los relojes, para felicidad de toda la población.

El pintoresco Gregorio, sacristán de la parroquia María Auxiliadora.
El pintoresco Gregorio, sacristán de la parroquia María Auxiliadora.

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