Abigeato en el Chaco trunca sueño familiar

Los constantes casos de abigeato en Fuerte Olimpo obligan a numerosos pequeños productores a abandonar su actividad y vender los pocos animales que les quedan, ante el riesgo de perderlo todo. Esta situación se da en medio de la pasividad de las autoridades responsables de proteger a la población. Un ejemplo es el de una familia que, harta de los robos, decidió dejar el negocio, viendo truncado el sueño de todos sus integrantes.

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El pequeño Sebastian se despide de su vaca, antes de que sea subida al camiòn para la venta, luego de que su padre decida liquidar, ante los permanentes robos que sufrieron.Carlos Almirón

La historia de René Gallagher refleja una realidad que afecta a numerosos productores de la zona, especialmente a los pequeños ganaderos. Sin embargo, a diferencia de muchos, René cuenta con otra profesión que le permite enfrentar con mayor resiliencia el alto costo de vida.

Gallagher es médico de profesión y trabaja en el hospital de esta comunidad. Con sus ahorros, pudo comprar una pequeña parcela de tierras en los alrededores de la población, donde construyó su vivienda y se instaló con su familia, en lo que sería una granja.

Con el tiempo, logró reunir cerca de 30 vacunos, que no solo representaban una valiosa inversión para la familia, sino también una gran fuente de alegría para sus hijos, quienes les tenían un profundo cariño. El vínculo con los animales funcionaba, además, como una especie de terapia emocional.

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Sueños truncados por el abigeo

La alegría y el sustento que representaba la ganadería para la familia se vieron truncados por los constantes hechos de abigeato. Cansados de los robos, tomaron la drástica decisión de liquidar la hacienda y vender todos sus animales, ante el temor de perderlo todo.

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El faenamiento de un toro, fue el último de los robos que sufrio Gallagher.

El último robo perpetrado por los abigeos fue el faenamiento de un toro, valuado en un monto superior a los G. 10 millones. “Fue entonces cuando dijimos basta”, cuenta angustiado René, pues tuvieron que decidir vender el resto de los animales; de lo contrario, si continuaban, lo perderían todo.

“Pareciera que los abigeos cuentan con la protección de las autoridades”, nos dice el médico. “Es la única forma de intentar entender cómo se arriesgan tanto y no le temen a nada, teniendo en cuenta que este último robo ocurrió a escasos metros de nuestra casa”, sostuvo.

“Nosotros vivimos pegados a la población, un lugar donde existe mucho movimiento, e inclusive la pequeña propiedad cuenta con algunas cámaras de vigilancia. No estamos hablando de una estancia grande ubicada en pleno monte, donde se podrían facilitar los robos, sino prácticamente dentro de la misma ciudad, y aun así los abigeos realizan sus golpes”, refirió.

Los hechos de abigeatos se dan de forma repetitiva en Fuerte Olimpo.
Los hechos de abigeatos se dan de forma repetitiva en Fuerte Olimpo.

Sueño familiar

“Lo que más lamento es que la acción de estos marginales truncó el sueño de mi familia de tener un pequeño ahorro en el negocio de la pequeña ganadería. Una imagen que me quedará para toda la vida fue el momento en que mi hijo acariciaba y se despedía de una de sus vacas, al momento en que estábamos realizando la venta”, dijo Gallagher.

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“Es una verdadera pena que en nuestro país, y sobre todo en nuestro distrito, no exista justicia para los que trabajamos honradamente, y sí mucha protección para los abigeos. Esto se pone de manifiesto con aquellas personas que, por raras circunstancias, son detenidas por estos hechos, pero en cuestión de días vuelven a recuperar su libertad y regresan a las andanzas de siempre”, refirió finalmente el entrevistado.

Si bien no existe un registro oficial sobre la cantidad de pequeños productores que abandonaron la ganadería en este distrito, se sabe de numerosas familias humildes que vendieron los pocos animales que les quedaban y emigraron a otras regiones del país. Otros, en cambio, optaron por iniciar nuevos emprendimientos.

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Numerosos pequeños ganaderos dejaron la actividad, debido al robo permanente de sus animales.

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