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Un grupo de nativos ingresó esta siesta a uno de los lotes del refugio de animales silvestres Urutaú, en Filadelfia, de donde sustrajeron 21 tortugas terrestres de patas rojas o tortuga morrocoy que estaban apartadas en cuarentena. Las tortugas robadas formaban parte de un programa de conservación que busca repoblar zonas que no poseen más ejemplares, ejecutado entre el Refugio Urutaú y la Fundación Rewilding de Argentina.
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Holger Bergen, dueño del refugio, relató que a las 13:30 ingresó un grupo de ayoreos presumiblemente de la comunidad Guida Ichai por la parte trasera del predio, con bolsas. Tomaron las primeras tortugas y huyeron.
Cuando se percataron de que fueron descubiertos escaparon raudamente del lugar dejando atrás tres tortugas que fueron rescatadas.
En el grupo también había niños.
En total son 18 tortugas las que la Policía Nacional intenta recuperar haciendo un rastrillaje en la zona.
Entre los ayoreos es común consumir carne de tortuga. Según la costumbre ancestral, estos reptiles son asados vivos patas para arriba durante horas para que la carne sea aún más tierna.
Teniendo en cuenta la posibilidad de que el robo hay a con el propósito de consumo inmediato, la búsqueda para encontrarlas es contrarreloj.
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La tortuga terrestre de patas rojas o tortuga morrocoy (Chelonoidis carbonaria) es una especie terrestre nativa de las sabanas y bosques, desde Panamá hasta las Guyanas, Brasil y Paraguay.
Esta tortuga es diurna. Normalmente habita en los bosques secos tropicales y en matas de monte. Es muy selectiva en su alimentación. En todos los países de su área de distribución, la mayor amenaza para la supervivencia de las tortugas de patas rojas es la caza excesiva por el hombre.