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“Estamos en una situación compleja ya que vinimos recuperándonos del impacto que la pandemia generó a nivel educativo y tenemos una cantidad importante de deserción porque muchos alumnos no han podido hacer el seguimiento a distancia, pero la gran mayoría ha podido terminar sus estudios”, dijo al respecto Miguel Del Puerto, director departamental de Educación de Boquerón.
El profesional manifestó además que gracias a los internados se pudo mantener a muchos alumnos en las aulas. Los internados este tiempo funcionaron con un protocolo especial del Ministerio de Salud y esto facilitó que se pueda trabajar casi normalmente durante el año, ya que para cada tipo de internado se tuvo un tipo de protocolo.
Aun así, el impacto de la pandemia en las zonas rurales con respecto a la educación es preocupante. Según los propios datos del MEC, durante el 2020 en pandemia el 40,5% de los alumnos de la Educación Escolar Básica y de la Media del área rural desarrolló clases “virtuales” sin siquiera tener un celular u otro dispositivo; se valieron más bien de cuadernillos y otros métodos. La pandemia evidenció las falencias en este sector, que podría tener números aún más preocupantes en las comunidades indígenas, que no están ajenas a estos problemas.
El estudio refiere también que entre las dificultades más comunes de la virtualidad se enumeran la mala conexión, el alto costo de internet y la falta de dispositivos, ya sean celulares o computadoras, para hacer las tareas. En el sector urbano, el impacto fue menor, ya que muchas escuelas y colegios implementaron el sistema “burbuja”, lo que ayudó a sobrellevar de cierta forma la carga escolar.
En el Chaco Central, las instituciones educativas van desde los colegios privados pertenecientes a las colonias de germano descendientes, pasando por los colegios públicos, los colegios privados subvencionados y las instituciones indígenas y en todas la situación virtual impactó de forma diferente.
Para el año próximo, la inmunización contra el COVID-19, según el MEC, sería la llave para desarrollar nuevamente las clases de la forma más normal posible, algo de lo cual muchos dudan, ya que la aceptación de las dosis para los menores de 12 a 17 años no es masiva y muchos padres aún se oponen en el Chaco a que sus hijos sean vacunados.