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Los cuadernos llenos de aprendizaje, al final del año escolar, parecen haber cumplido su misión con los alumnos, por lo que en la mayoría de los casos se los reemplaza por útiles nuevos para el periodo siguiente. Sin embargo, una familia decidió que era momento de cambiar esta costumbre y devolverle la utilidad a los cuadernos ya usados, para darles una oportunidad al medio ambiente y a niños que requieren de útiles escolares.
Esta historia empezó hace seis años, en 2013, con la idea de Celeste Escobar, en busca de que no se desperdicien las hojas de cuadernos usados por alumnos de diferentes instituciones educativas durante el año lectivo.
El sueño se concretó y se renueva cada año. En ese marco, mañana se realizará la jornada de clasificación de estos papeles reutilizables. La actividad será de 08:00 a 18:00, en la sede de Juntos por la Educación (Avda. Mariscal López Nº 1750 casi Kubitschek), organización que apoya esta campaña ciudadana.
Las personas que quieran donar cuadernos usados también pueden acercarlos hasta mañana, según comenta Norma Cacace, integrante de esta iniciativa. Afirmó que no hay requisitos para colaborar; en todo caso, si son menores de 12 años, sí se pide que estén acompañados de los padres. “Tuvimos voluntarios de todas las edades, porque hay gente que viene en familia”, señala.
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Los 25.000 cuadernos elaborados en los últimos cinco años fueron distribuidos en escuelas propuestas por la gente, 23 en total, en ocho departamentos del territorio nacional.
Este año, la campaña empezó más tarde, forzada por la conciencia ya creada en muchas personas. Norma cuenta que no iban a hacerla en 2019 porque estaban reformulando el proyecto y tratando de apuntar a nuevos desafíos.
“De hecho, se inició porque muchas personas juntaron los cuadernos, en las empresas hicieron colectas internas y en las escuelas antes de terminar las clases, entonces nos vimos obligados a hacer de nuevo la campaña, porque por lo visto quedó en la cultura de la gente”, explica.
Durante este periodo siempre hubo dos fases de voluntariado: la primera, que consiste en un sábado entero, lo que se hará mañana, tiempo que emplean en clasificar: las hojas ya escritas son destinadas al reciclaje, mientras que las blancas a la elaboración de nuevos cuadernos. Por ahí pasan cerca de 200 personas cada año.
La segunda fase se centra en la elaboración. “Ahí tuvimos entre 30 y 70 chicos por día que iban rotando o a veces se repetían, que trabajaban de lunes a viernes para hacer los cuadernos durante los tres meses de las vacaciones”, recuerda. Sin embargo, aclara que este proceso no será concretado este año, de cara a la reestructuración del proyecto.
¿En qué consiste? Norma Cacace manifiesta que el objetivo es que, tras seleccionar las hojas de los cuadernos, sean las mismas escuelas las encargadas de trabajar con los chicos en el proceso de reciclar y reutilizar.
Una historia que les motivó mucho es la de una profesora que decidió pedirles a sus alumnos sus cuadernos usados a fin de año y, para el siguiente, preparó cuadernos de 200 horas para todos, porque siempre era un problema al inicio de clases la tardía llegada de los kits escolares o la falta de dinero de los padres para comprar los útiles, testimonia.
Entonces, ahora la campaña apuntará a la autogestión y a crear conciencia en las personas desde temprana edad.