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- ¿Qué es la Reforma Protestante y cómo surgió?
- Es un movimiento de renovación y avivamiento en el ocaso de la Iglesia católica medieval y en la primavera del Renacimiento, en el que nace el pensamiento crítico y científico. Es una reforma que ama la tradición y los postulados del cristianismo. En 1517 creía que la Iglesia de entonces estaba desfasada, estancada en un tradicionalismo casi mágico que opacaba ciertas verdades bíblicas.
- ¿Cuáles eran esas realidades desfasadas de la Iglesia católica en ese momento?
- Con Constantino -313-325- se da un gran cambio. El cristianismo, de minoría perseguida en el Imperio Romano, llega a ser religión estatal reforzada con el poder político. Y así fue 1.200 años, con algunos logros y muchos fracasos. Se tuvieron las cruzadas, la inquisición, el crecimiento de la superstición popular, el negocio de las indulgencias: se debía pagar para ir al cielo, el culto a los muertos, la teología para crear santos para las enfermedades, que no tenían nada de común con la Sagrada Escritura y el mensaje de Cristo, creencias que en su mayor parte ya son rechazadas por la actual Iglesia católica. En medio del imperio de Carlos V y del papado de León X, con un grupo de jóvenes universitarios surge el movimiento, por un lado, humanista, de ser más científico y biblista. Es decir volver a los orígenes de la fe cristiana, a los escritos originales, por consiguiente tuvo mucha oposición política porque amenazaba a resquebrajar el poder. Chocó también con la teología que pedía reformas radicales y la cancelación de ciertos abuso y nace la palabra protestante, no es porque protestaron siempre, sino porque este grupo de teólogo y políticos quería un concilio general para reformar la Iglesia Romana. Se fue postergando, y en 1529, se exige un concilio tipo Vaticano II para cortar abusos y reafirmar verdades y fueron excluidos totalmente de la mesa de diálogo, y en señal de protesta, se retiraron y ligaron el mote de protestantes. Esa gente no quería salir de la Iglesia. Lutero fue expulsado. El sueño era renovar la Iglesia desde adentro. Con los últimos tres papas se flexibilizaron las posturas y el diálogo se hace mucho más fácil.
- A partir de esta confrontación de ideas, el nuevo movimiento ¿qué trajo?
- El interés por la lectura de la Biblia, que era un libro prohibido. Estaba escrita en latín mal traducido al que el pueblo no tenía acceso. A partir de la traducción, surgieron los movimientos biblistas, las lecturas populares, los campesinos descansaban sus arados y leían. Contribuyó al descubrimiento del evangelio, en el sentido en que lo que importa no es lo que yo hago en ejercicios religiosos, sino lo que importa es lo que Dios ya hizo en Jesucristo de concedernos su gracia, su perdón y su salvación. Lo que llamamos los cinco postulados de la Reforma: la sola escritura; la sola gracia, la sola fe, solo Cristo y la vida para glorificar a Dios, llevaron también a confrontaciones políticas y a la guerra religiosa que duró 30 años entre católicos y protestantes. Luego de esta confrontación dijeron nunca más guerra religiosa. Llevó también al surgimiento de una comunidad cristiana, renovada, reformada, iglesias independientes y anabautistas que influyeron fuertemente en los movimientos misioneros mundiales, para que haya un diálogo crítico entre católicos y protestantes que sirvió para que ambos se corrigiesen y mejorasen. Promovió también la investigación científica en universidades de los países protestantes. Permitió la caída del universo encantado, ya no se creía tanto en los ritos y magias, sino en el análisis, la investigación científica y en los hechos, y a partir de la reforma, fe y ciencia, son aliados y no contrapuestos. Galileo fue condenado porque en aquella teología no había forma para relacionarse con la ciencia. Con la reforma fue mucho más fácil y se considera que toda creación es creada por Dios y la ciencia un auxiliar de la gloria de Dios para entender mejor como el Creado ha planificado los detalles
-Políticamente, ¿en qué influyó la Reforma?
- En la edad Media, los papas designaban los políticos. Ningún emperador o rey debía llevar la corona si el Papa no la imponía. En un cuadro famoso se ve al Papa con intención de coronar a Napoleón y este le arrebata y se coloca la corona. Lutero siempre pensó que estaba mal esa fusión entre Iglesia y Estado. La policía, por ejemplo, perseguía a la gente que no bautizaba a su bebé, no bautizar era un crimen estatal porque no se existías como ciudadano. Lutero creyó que esta simbiosis total causaba daño. Entonces él favorece a la separación de Iglesia y Estado. Los gobiernos también debían escuchar la palabra de Dios, y orientar y no sola la Iglesia la que imponga su poder sobre el Estado. Esto liberó al Estado de algunas tutelas y abusos eclesiales no favorables y también liberó a la Iglesia para encontrar su rol profético. En tiempos de Hitler, un sector de la Iglesia se opuso a su régimen y llamó al poder político a la corrección y a frenarlo. Y con la fusión se perdía el rol profético y hoy los obispos piensan con claridad que la Iglesia debe ser alumbradora y no necesita del acceso directo al poder.
- Actualmente, ¿aún sienten que son los marginados por algún sector católico?
-En parte siguen las barreras. Tampoco es deseable que se anulen las diferencias porque el diálogo gana cuando hay honestidad. Un diálogo es fructífero cuando cada uno tiene una clara identidad. El diálogo, los contactos y las amistades mejoraron muchísimo. No hay punto de comparación de lo que fue la relación hace cuarenta años y hoy. El miércoles pasado tuvimos un encuentro en la Catedral Metropolitana, donde los que nos unían fueron los errores que se cometieron en el pasado. El relacionamiento con los católicos cambió con los últimos cuatro papas porque ellos estuvieron más centrados en la Biblia y menos en las tradiciones que los protestantes objetan. Se firmó también un documento conjunto sobre la justificación y la salvación en 1999. Fue un logro de siglo, porque Lutero invirtió su tiempo en la oposición a la venta de las indulgencias, que se deben hacer muchas obras para que Dios no castigue y muchos méritos para eventualmente ganar la gracia de Dios.
- Entre los evangélicos también existen grupos radicales que se separan del ideal protestante.
- Hay de todo en la viña del Señor y hay quienes, consideramos, están fuera de la viña del Señor por sus conflictos y actitudes. Tenemos sectores muy anticatólicos con algunas razones justificadas y otras no. Tenemos gente concentrada en la tradición como algunos menonitas en cuanto a vestimentas y creen que manteniendo esos rituales se va a ganar el cielo, que creemos que no es así. La Iglesia ni el reino de Dios no está centrada en vestimentas y tenemos también gentes muy liberales en ética sexual, otros son muy carismáticos y ya no les interesa el estudio de la biblia o teología. Tratamos de ser respetuosos, discernir y discrepar. Han crecido también movimiento que coinciden con los católicos en materia de justicia social, ética, familia y enseñanza sexual.
- Ustedes no tienen Papa, ¿cómo se estructuran como jerarquía?
- El papado fue un accidente de la historia. El imperio Romano tenía todos los poderes y luego pasó a Roma. Hay diez Iglesias orientales previas a la romana que tampoco creen que el representante de Cristo está en Roma. En la Reforma hubo confrontaciones porque el Papa mandó excomulgar a Lutero. La Iglesia actual quiere recuperar la estructura eclesial total porque está también el sacerdocio de los creyentes por ser templos del Espíritu Santo y por tanto todos pueden opinar. La misma Iglesia católica se está despojando de la idea antigua del papado y más aún con este inefable y querido papa Francisco, que quiere más una actitud colegial y humilde. Nosotros no tenemos un Papa centralizado. Los pastores son solo servidores elegidos por la comunidad o congregación.
- ¿Cómo conciben la salvación?
- Los católicos han cambiado mucho. Ya no existe esa amenaza de que para salvarte tenés que peregrinar a un santuario, ir a todas las misas, hacer un catálogo para eventualmente salvarte y que existe el purgatorio. En este aspecto hay una diferencia radical. Los evangélicos sostienen que la salvación no es algo que merecemos, que solo con obras podemos lograr, sino que es un regalo gratuito de la gracia divina, que implica fe, porque por la fe uno se salva, y fe significa entrega, confianza y obediencia hacia Cristo. Las buenas obras son consecuencias de la salvación, pero no requisito para la salvación. La ética cristiana es la consecuencia de una experiencia espiritual de nuevo nacimiento, pero no la buena conducta ética la que te va a salvar. A nivel popular se dice 'éste se merece el cielo'. Mentira, nadie de nosotros se merece el cielo, solo Cristo nos confía esa gracia y los méritos. Nosotros insistimos mucho en la Biblia porque queremos escuchar directamente a Jesús y que el Espíritu Santo nos hable directamente. Tiene sus desventajas y se presta a muchas interpretaciones. En ese sentido, debemos ser más prudentes, buscar consenso, pero no prohibir la Biblia o decir que el magisterio sabe todo o el pueblo es tonto, eso ya nadie dice, ni la Iglesia católica.