Una docente del barrio San Pedro de Encarnación relató su historia como víctima de la “mafia de los pagarés”. Explicó que hace cinco años, en el 2020, sacó un crédito de G. 1.500.000 para costear el posoperatorio de su hijo, que sufrió una peritonitis. A partir de ahí inició su calvario con constantes embargos judiciales por montos extremadamente elevados, que rondaron entre G. 15 y 30 millones.
Posteriormente, en 2023, consiguió otro crédito de G. 3.000.000 para costear su viaje hasta Asunción, para someter a estudios a su hijo menor, que presentaba soplos en el corazón. Este segundo monto le causó nuevos embargos que continúan siendo extraídos de su salario.
Estimó que lleva pagando cerca de G. 200 millones y tiene embargos vigentes que sumarían otros G. 100 millones pendientes. Se trata de Gerónima Ozuna (43), docente con 15 años de antigüedad, que tiene horas cátedra en tres colegios de Encarnación. Es madre soltera de tres hijos: uno de 16 años, otro de 14 y el más pequeño de 3 años.
Gerónima explicó que realizó su denuncia ante el Ministerio Público, pero le indicaron en la Fiscalía de Encarnación, que su caso será remitido a la capital del país, porque sus embargos se hicieron en Juzgados de esa zona.
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La madre relató impotente cómo hace cinco años no cobra su salario completo. Refirió que al mes le sobra poco más de G. 500 mil. Lamentó que, debido a esta situación, debe tener otros empleos como limpiadora en viviendas particulares para costear los gastos de la casa.

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Sus hijos son su motor
“Yo tengo tres hijos y no puedo decirles hoy no comemos porque no hay plata”, indicó. Contó que el sueño de sus hijos es poder ser futbolistas, por lo que se esfuerza para enviarlos a una escuela de fútbol.
Lo poco que gana con changas lo destina a que a sus hijos no les falte para la entrada a la cancha del domingo, aunque ella no pueda asistir a verlos jugar, porque no le alcanza el dinero. Refirió que su anhelo es poder acompañar a sus niños en los partidos de cada domingo, porque es un momento único para ellos y ella no puede compartirlo.
“Muchas veces pensamos con una colega mía dejarlo todo y huir a España”, indicó. No obstante, no está dispuesta a abandonar el recorrido que logró en estos 15 años de docencia.
“Yo me preparé, estudié y me gané mi lugar en concursos. ¿Por qué tengo que abandonar todo mi esfuerzo? Yo soy de la campaña y vine a Encarnación en búsqueda de progreso, y me pasó esto”, lamentó.
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Afectada en lo emocional
Ozuna describió que al principio buscaba no darle importancia a su caso y continuar con su trabajo, llegando como podía cada mes. Indicó que estaba pagando un terreno, pero no pudo completar las cuotas y se lo quitaron.

La docente manifestó que vive en alquiler, cuya mensualidad no logra cubrir siquiera con el remanente de su salario. “Ya perdí prácticamente todo”, refirió.
“Me voy a jubilar y todavía no voy a pagar una cuenta que era de un millón y medio y tres millones”, dijo, y pidió justicia para todas las personas víctimas de este esquema. “Por lo menos, frenar los embargos abusivos es un inicio, pero lo justo es que nos devuelvan todo ese dinero que se nos arrebató”, sostuvo.
Además, reflexionó sobre como afecta en lo emocional, “muchas veces voy al trabajo para cumplir, porque ya sé que a fin de mes, no cobraré mi salario”, afirmó.
