El cardenal Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, recordó esta mañana, durante su homilía en la Catedral Metropolitana, el asesinato del teniente coronel Guillermo Moral, cometido por sicarios la semana pasada, frente a la Facultad de Derecho de la UNA. Su vida fue “arrebatada de forma violenta e injusta”, afirmó. Señaló que su partida, que “conmueve a toda la nación“, debe servir como un llamado urgente a la sociedad y a los fieles católicos a “no cerrar los ojos ante la injusticia y a denunciar con valentía al mal”.
El cardenal lamentó “el peso de la injusticia y del dolor que atraviesa nuestra realidad nacional“. Ante este crimen, hizo resonar la voz del profeta Habacuc, quien cuestionaba: “¿Hasta cuándo, Señor, clamaré sin que me escuches?” Subrayó que, al igual que el profeta, el pueblo de Dios no debe resignarse ante el mal ni acostumbrarse a la violencia.
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El líder religioso exigió que “la verdad salga a la luz y que se actúe con responsabilidad y transparencia”, asegurando que este crimen “no puede quedar impune”. Agregó que estas son condiciones indispensable en un Estado de derecho, para despertar la credibilidad en las instituciones y, de ese modo, sostener la paz social.

También enfatizó que la sociedad necesita instituciones “firmes y comprometidas” que custodien la dignidad de cada persona, y que protejan a quienes son amenazados, extorsionados o chantajeados, actuando para que el mal no siga sembrando miedo y muerte.
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Pidió perseverancia y fortaleza
El cardenal hizo un llamado a los creyentes a la perseverancia y la fortaleza. Recordó las palabras del apóstol San Pablo a Timoteo, enfatizando que Dios no ha entregado a sus fieles “un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de dominio propio”.
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Subrayó que, aunque las amenazas pueden ser intimidatorias y paralizantes, el creyente debe “mantenerse despierto y firme” cuando “la ley se adormece”.

Moral fue asesinado tras testificar en el juicio que terminó con la condena de quienes intentaron entregar un celular a Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, cuando estaba preso en Viñas Cué. Él había denunciado el caso luego de negarse a recibir una coima para permitirlo.
Migrantes y peregrinos
En coincidencia con el Jubileo de Migrantes y Refugiados, el cardenal Martínez ofició la misa de las 11:00 y también elevó una oración muy especial por los “caminantes de esperanza” y testigos de una fe que mueve montañas, que cruzan fronteras con el corazón lleno de fatigas, pero también de mucha cordialidad y cooperación.

En el marco del Jubileo de la Esperanza, de los Migrantes y Refugiados, hoy peregrinaron desde la Plaza Uruguaya hasta la Catedral los alumnos del colegio y escuela San Luis Guanella, y desde el oratorio de la Virgen y Panteón de los Héroes la pastoral de los Migrantes con sus distintas colectividades. Todos ellos participaron de la misa oficiada por el cardenal.