Arroyos y Esteros: una ciudad llena de baches y sin transporte
En Arroyos y Esteros, la falta de transporte público y baches por doquier son los problemas más graves. Actualmente, no existe servicio de colectivos que conecte a los pobladores con otras ciudades. Esto obliga a estudiantes, trabajadores y pequeños comerciantes a rebuscarse para movilizarse: compartir vehículos particulares, usar motocicletas o incluso caminar largas distancias.
“Estamos aislados. Si no tenés moto o alguien que te lleve, simplemente no podés salir. Es como si no existiéramos para las autoridades. La ausencia de transporte no solo limita la movilidad, sino que también afecta la economía local, ya que encarece la salida de la producción agrícola que caracteriza a la zona”, lamentó Lourdes Florentín una estudiante universitaria de la zona.
En la localidad orgánica, los baches se convirtieron en parte del paisaje cotidiano. Las calles principales y caminos vecinales presentan un estado de deterioro que complica la circulación tanto de vehículos particulares como del transporte de carga. Los pobladores señalan que, además de dañar los autos y motocicletas, esta situación retrasa a los trabajadores y estudiantes, quienes deben ingeniarse a diario para llegar a destino en medio de la precariedad vial.

Jhugua Hū Atyrá: el miedo a perder el agua y la falta de caminos
En la compañía Jhugua Hū del distrito de Atyrá, la preocupación principal es el acceso al agua. Los pobladores viven con el temor permanente de que empresas privadas se apropien de las fuentes hídricas, dejando a la comunidad sin el recurso más básico.
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“Vivimos con miedo de perder lo poco que tenemos, y el Estado no hace nada para protegernos”, expresaron los lugareños.
A este problema se suma la falta de infraestructura vial: no cuentan con empedrados ni caminos de todo tiempo, lo que genera aislamiento y dificulta el traslado de enfermos, estudiantes y productores. Cuando llueve, la situación se vuelve aún más crítica, ya que varios sectores quedan prácticamente incomunicados.

Juan de Mena: caminos destruidos y vehículos dañados
En Juan de Mena, la situación de los caminos es desesperante. Los baches y tramos en pésimo estado no solo descomponen constantemente los vehículos, sino que además complican la tarea de los productores que luchan día a día para sacar sus cosechas y poder venderlas en los mercados de la capital.
“Con estas rutas es imposible progresar. Nuestros vehículos se destruyen y lo poco que ganamos se va en reparaciones”, cuestionó Francisco González un agricultor de la ciudad.
La falta de mantenimiento vial impacta directamente en la economía local y en la calidad de vida de la gente, que siente que sus reclamos no llegan a ninguna autoridad.

Un clamor en común
Los pobladores de estas tres ciudades coinciden en un pedido claro: mayor presencia del Estado y soluciones reales a sus problemas. Denuncian que, pese a los discursos oficiales sobre descentralización y desarrollo equitativo, siguen siendo relegados y olvidados.
La falta de transporte, la amenaza sobre los recursos naturales, la precariedad de los caminos y la ausencia de políticas públicas siguen marcando el día a día en estas comunidades de Cordillera. Mientras tanto, los pobladores continúan esperando respuestas que les permitan salir del atraso y tener una vida digna.