El hecho ocurrió el pasado domingo 22 de junio. Franco acudió primero al hospital distrital de Itacurubí con signos de parto, desde donde fue trasladada a Caacupé. Allí, luego de ser atendida, le indicaron que su parto podría darse de manera natural. Sin embargo, su situación se complicó rápidamente y debió someterse a una cesárea de urgencia.
“Me realizaron la cesárea y mi bebé nació con 2 kilos 786 gramos, pero solo vivió diez minutos. Falleció por asfixia prenatal, eso dice el diagnóstico”, relató la madre con profundo dolor. Su hijo tenía ya 37 semanas de gestación.
Franco aseguró haber cumplido con todos los controles prenatales y estudios requeridos durante el embarazo, incluso se le aplicó la vacuna para la maduración pulmonar del bebé. “Yo hice todo bien, seguí todas las indicaciones”, afirmó.
Maltrato en el hospital
Pero lo más doloroso para ella y su familia no fue solo la pérdida, sino el trato que recibió en el hospital.
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“Fue un trato frío, humillante. Pedí que me hicieran un tacto y una licenciada me dijo en tono burlón: ‘Podés tactarle a mi hija’, riéndose con el médico. No podía creer lo que escuchaba”, denunció.
Tras la cesárea, el destrato continuó. “Cerraron con llave la sala, no dejaron entrar a mi pareja. Cuando él insistió, tuvo que amenazar con romper la puerta. Una enfermera me dijo: ‘Vas a tener otros y más lindos’. ¿Cómo le vas a decir eso a una madre que acaba de perder a su hijo?”, expresó entre lágrimas.
La familia asegura que presentó una nota de reclamo ante la dirección del hospital, solicitando la intervención del área de obstetricia. Hasta el momento, no recibieron respuesta concreta.
Pidió disculpas
El director de la Tercera Región Sanitaria, Luis Gómez, mencionó que aún no recibió ninguna nota del Hospital Regional.
De igual manera ofreció disculpas públicas a la familia afectada y resaltó que estarán trabajando de forma coordinada con los médicos del centro asistencial para evitar que vuelvan a suceder casos similares.
Sin embargo, para Azucena eso no basta. “Yo no quiero disculpas, quiero justicia. Ojalá les quiten los títulos a esos doctores. No hacen nada, solo andan con sus celulares mientras las mujeres sufrimos”, sentenció.
Este caso se suma a una larga lista de denuncias sobre maltrato y negligencia en salas de parto del sistema público de salud. La sociedad exige respuestas reales, cambios profundos y un compromiso firme para que las mujeres sean tratadas con respeto, dignidad y empatía. Porque ninguna vida debe perderse por indiferencia.