La finca se encuentra ubicada en el barrio María Auxiliadora de Cabañas. “Siempre nos dedicamos a las flores y hortalizas, pero ahora quisimos probar algo nuevo”, comentó Dennise, quien explicó que el proyecto se llevó adelante con la orientación del ingeniero agrónomo Marcos Villalba, socio de la iniciativa.
La producción arrancó a fines de abril con el trasplante de las plantitas de frutilla. “Aprovechamos el sistema de riego que teníamos de una antigua plantación de batata. Colocamos el plástico de cobertura (molchín) y, poco a poco, fuimos aprendiendo. No teníamos experiencia previa, pero con el apoyo técnico del ingeniero y la ayuda de una familia vecina que actúa como capataz, todo fue fluyendo”, detalló Dennise.
Hasta ahora ya cosecharon 125 kilos y venden el producto directamente desde su finca a 40.000 guaraníes el kilo.
“Es una producción totalmente familiar, con mucho esfuerzo y cariño. La gente puede venir hasta nuestro campo en vehículo, el acceso es sencillo y si colocan la dirección en el mapa como ‘Defensores del Chaco, barrio María Auxiliadora, Cabañas’, les va a llevar directo”, expresó con entusiasmo la joven.
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Familia emprendedora
La historia de esta familia emprendedora demuestra cómo el trabajo en conjunto y las ganas de innovar pueden dar frutos dulces y en este caso, bien rojos.
El terreno que utilizaron se encuentra en una zona alta y bien ventilada, condiciones que favorecieron el desarrollo saludable de las plantas. Además, aplicaron técnicas de manejo sustentable, sin uso excesivo de químicos, para mantener la calidad del fruto.
Con esta primera experiencia positiva, la familia Ortega ya planea ampliar la producción para el próximo ciclo y animar a otros pobladores de la compañía a sumarse al cultivo.
La iniciativa representa una esperanza de diversificación económica para pequeños productores de Cabañas y de la región de Cordillera, en momentos en que muchos buscan alternativas rentables y sostenibles en el sector agrícola.



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Cabañas: tierra de trabajo y esfuerzo
En esta comunidad cordillerana, el campo sigue siendo fuente de vida, unión y esfuerzo familiar. Los productores de Cabañas son conocidos por su dedicación incansable, especialmente en la producción de flores y frutas cítricas, que dan color y aroma a la zona.
Familias enteras se dedican al cultivo de rosas, margaritas y otras variedades ornamentales, que embellecen no solo jardines locales, sino también mercados regionales. A esto se suma la producción de naranjas, mandarinas y limones, que se cosechan en parcelas trabajadas con esmero, a pesar de las dificultades del rubro.
El trabajo en el campo no es fácil, pero en Cabañas esto es una tradición compartida, que se transmite de generación en generación.
Los productores siguen apostando al crecimiento, adaptándose, aprendiendo y sacando lo mejor de la tierra. En cada flor y en cada fruto hay una historia de constancia, amor por el campo y orgullo por lo que se produce.