¿Quién fue Madame Lynch?

El nombre de Elisa Lynch vuelve a ser foco de debates y dudas, ya que un proyecto de ley que otorga la nacionalidad paraguaya honoraria póstuma a la madame y dispone el traslado de sus restos al Panteón Nacional de los Héroes fue aprobado por el Senado. ¿Quién fue Madame Lynch y qué se sabe sobre ella? La historiadora Ana Barreto Valinotti contesta esas preguntas.

Elisa Alicia Lynch.

Imagen gentileza: Ana Barreto.
Elisa Alicia Lynch. Imagen gentileza: Ana Barreto.Ana Barreto Valinotti

La Cámara de Senadores sancionó esta semana el proyecto de ley que otorga la nacionalidad paraguaya honoraria póstuma a Madame Elisa Alicia Lynch y dispone el traslado de sus restos al Panteón Nacional de los Héroes.

Pese a las críticas, la iniciativa recibió 18 votos a favor y fue remitida al Poder Ejecutivo para su consideración. Luego de esta decisión del Congreso, varias preguntas y búsquedas sobre la mujer se dieron, ya que sin duda alguna, su nombre es bastante conocido.

Al respecto, la historiadora Ana Barreto comparte sus conocimientos y opina sobre la propuesta del Congreso Nacional.

Ana Barreto Valinotti, historiadora e investigadora.
Ana Barreto Valinotti, historiadora e investigadora.

Elisa Lynch: ¿qué sabemos de ella oficialmente?

- Leyendo el reciente proyecto de Ley con el que el Legislativo pretende otorgar póstumamente la nacionalidad paraguaya a Elisa Lynch con el fin de poder introducir la urna con sus restos en el Panteón de los Héroes, no deja de sorprenderme todos los errores históricos que contiene el documento. A primera vista diría que no consultaron fuentes fiables, pero en realidad fueron más allá: ni siquiera leyeron el documento Exposición y Protesta, uno de los pocos donde ella misma habla en primera persona.

Lo que hoy sabemos de ella desde muchos trabajos y sobre todo esfuerzos de investigación de autores y autoras (del Paraguay y del mundo) a lo largo del siglo XX es que nació en la ciudad de Charleville (condado de Cork) en Irlanda. Su padre, (lejos de ser el humilde herrero según los diputados Rocío Abed y Rodrigo Gamarra) era médico y había servido a la armada real inglesa. Sus padres se llamaban John Lynch y Jane Lloyd. En la década del 40 del siglo XIX Irlanda vivió uno de los capítulos a nivel humanitario más difíciles en su propia historia: la gran hambruna a consecuencia de la pérdida de la cosecha de papas y que provocó una de las oleadas migratorias más grandes de irlandeses.

Es muy posible que su padre haya fallecido en ese o a consecuencia de ese evento, y la madre junto con Elisa y sus hermanos hayan buscado resguardo junto a alguna familia fuera de Irlanda, que sucedió cuando se trasladaron a Boulogne-sur-Mer en Francia y es donde ella pasó su adolescencia hasta que fue casada con un farmacéutico del ejército francés, Xavier Quatrefages- quien le doblaba en edad. Para empeorar la situación de una adolescente casada con un hombre de más de 30 años, el matrimonio en sí fue hecho de forma desprolija hasta el punto de no ser completamente válido y, por lo tanto, no reconocido en Francia. Elisa y su esposo convivieron como pareja por unos dos años, hasta que se produjo un distanciamiento cuyo desencadenante no lo sabemos. Lo que sí sabemos, es que ella vivió en París y que fue una mujer que se movía en un círculo social alto a la espera de amantes o de posible esposo de mucho dinero, un dinero que ella no tenía.

En 1854 conoció a Francisco Solano López, un militar en misión diplomática que viajaba con su propio séquito y que seguro pudo haberla enamorado, pero independientemente a ello, fue capaz de pagar cuentas atrasadas, comprar propiedades para que la familia Lynch pueda vivir cómodamente en París, e incluso para llegar a un acuerdo con el exmarido, Xavier Quatregafes, firmando un documento de libre disponibilidad de bienes. Definitivamente, fue un hombre que llegó para solucionarle la vida.

De esos meses de amor y viajes por toda Europa, Elisa quedó embarazada y viajó a Sudamérica acompañada de mucamas, sin Francisco Solano López quien, ante todo, debía llegar junto a su padre; ponerle al tanto de que había embarazado a una mujer separada (teniendo otra mujer en el Paraguay) y obviamente rendirle cuentas. El bebé de ambos, Panchito, nació en Buenos Aires. Madre, niño y niñera, llegaron a Asunción posteriormente siendo recibidos con silencio por parte de la familia López.

A nivel histórico, ¿quién fue Madame Lynch?

- A nivel histórico en el Paraguay sabemos que Elisa Lynch fue concubina de Francisco Solano López y que estuvo a su lado desde el día que llegó con Panchito en brazos hasta verlos morir a ambos en Cerro Corá en marzo de 1870. No pudo casarse no solo porque su estatus civil era complejo sino porque el propio López (contradiciendo el mandato de sus padres) no era afecto a la monogamia.

Al mismo tiempo que compartió su vida con Elisa, lo hizo también con la señora Juana Pesoa con quien tuvo hijos al mismo tiempo que los tuvo con Elisa, y según datos, incluso con otras mujeres de relaciones esporádicas. En este sentido podríamos afirmar que Elisa quizás accedió a mayores privilegios que la señora Pesoa, en un sentido económico, ya que Lynch era no solo propietaria de grandes extensiones de tierra y terrenos con casas, sino que además poseía lazos comerciales con el estado por cueros y además lazos comerciales con la élite paraguaya por venta de artículos de lujo como tejidos, muebles, vajillería y un sin fin de cosas.

Ciertamente por el contexto de la guerra, el tamaño de las propiedades de Elisa Lynch pasó a ser diez veces más no solo por pasar a su nombre enormes propiedades fiscales del Estado que estaban en litigio fronterizo, sino que en la desesperación de la sociedad durante el conflicto, muchas personas le vendían sus propiedades a precios significativamente bajos. Gracias a ello, Elisa se convirtió durante la guerra en una agente inmobiliaria que alquilaba casas en las zonas donde se asentaba el ejército. Podríamos decir sin dudar que esta coyuntura le permitió ser en su época la mujer con más propiedades a su nombre en Sudamérica. Una “latifundista”, término usado en la época.

Madame Lynch. 

Imagen gentileza: Ana Barreto.
Madame Lynch. Imagen gentileza: Ana Barreto.

Si su vida durante la guerra fue igual de sacrificada que muchas paraguayas de su clase (clase alta), eso no es verdad. Elisa gozó de privilegios que muchas de ellas no tuvieron. Y si hacemos una comparación con el resto de las mujeres paraguayas que efectivamente se movilizó en torno al ejército, la misma se vuelve de una desigualdad abismal: las mujeres paraguayas fueron desplazadas de sus hogares, obligadas a trabajar de alguna u otra manera para el ejército (cultivar alimentos, hilar, tejer), soportar la partida de los varones del hogar hasta los adolescentes o niños ya hacia 1869, y sobre todo, hambruna.

Elisa fue una compañera de Francisco Solano López y esos datos tienen pruebas; todo lo demás, que -como dice el proyecto- la llamaban “Coronel” o que ella misma administraba el hospital de sangre o atendía heridos, o cultivaba la chacra, no solo no tiene sustento, sino que puede ser rebatido con nombres y listado de personas (entre ellas mujeres) que sí lo hicieron.

Se retiró del Paraguay literalmente expulsada por la sociedad y resguardada por el ejército brasileño. No se le dejó bajar en Asunción cuando llegó procedente del Amambay. Por acusaciones de sustracción de joyas de las mujeres paraguayas se le hizo un inventario de las cosas de valor que en ese momento poseía; además de sus joyas, ella tenía consigo tres objetos muy valiosos para la historia: el libro con tapa de nácar que fue un regalo de Buenos Aires para el Mariscal; el libro de oro de las mujeres paraguayas (devuelto por el Brasil en 1975) y la espada de oro (también devuelto ese mismo año); ambos regalos efectuados durante la guerra por la sociedad paraguaya.

Inmediatamente, se dirigió a Londres y a París, ya que quería cerciorarse de que el dinero remitido por Solano López antes y durante la guerra podría reclamarlo ella. Lo que siguió de años fueron de disputas, por un lado, por dinero incluso con el hijo que López tuvo con Juana Pesoa y que estaba estudiando en Europa, y por otro, por recuperar las tierras paraguayas (unas seis millones de hectáreas) cuyos títulos, los gobiernos posteriores no lo reconocieron. Falleció por complicaciones de cáncer en 1886.

Sobre sus restos, ¿qué se sabe?

- Elisa falleció en París, y la tumba (que lleva a ambos lados la estrella con la palma y la oliva y el león, y tiene una lápida completamente escrita en español) fue costeada por sus hijos. En algún momento, los hijos habrán decidido que la tumba podría ocupar alguien más y vendieron un lugar a Estelle Martin (enterrada en 1900). El gobierno del Alfredo Stroessner decidió exhumar sesenta años después los restos y trasladarlos a Asunción; no sabría con qué recaudos se llevó a cabo esa tarea. Supongo que solo podría confirmar un análisis de ADN.

Finalmente, lo que se trajo en urna y que no pudo ingresar al Panteón por una férrea oposición de la Iglesia Católica, encontró un destino en un panteón en La Recoleta.

Opinión sobre el traslado al Panteón

- Sobre la nacionalidad paraguaya póstuma a quien vivió, trabajó, luchó y defendió el Paraguay no sabría decir si corresponde no habiendo, en vida, expresado como deseo. Quizás si una persona la ha deseado durante su vida y no la ha podido obtener por impedimento político, lo entendería; pero este no es el caso.

Panteón Nacional de los Héroes.
El Panteón Nacional de los Héroes.

En el caso de Elisa, por lo que leí en el proyecto de Ley, no se termina investigando (en serio), ya que lo que se presentó como pruebas históricas es vergonzoso. Discutiendo y debatiendo sobre sí misma, sobre mujer, su entrada al Panteón de los Héroes; es decir, lo que se señala en ella (en varias líneas y párrafos) es la lealtad a Francisco Solano López, y de nuevo, todo gira en torno a él y no debería ser así.

Si un perfil femenino se discute, que se discuta sobre el aporte a la vida del país; sobre su impacto en el presente; sobre un modelo que permitiría a las mujeres y hombres mirarse, reflejarse, identificarse; cierto es que los historiadores a veces somos testigos silenciosos de los procesos y no artífices, pero en este caso, al menos me permito señalar que si va a ser Ley, que sea por ella misma, y no por convertirse en la sombra de quien llamamos héroe máximo del Paraguay".

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