El 24 de mayo de 1983, hace exactamente 42 años, las aguas del río Paraguay rompieron los precarios muros de contención hechos con bolsas de arena y entraron sin piedad a la ciudad de Pilar.
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Miles de familias lo perdieron todo. Muchas fueron obligadas a abandonar sus hogares y emigrar hacia otros departamentos como Misiones, Itapúa, e incluso, Asunción. Desde entonces, esa fecha quedó grabada a fuego en la memoria colectiva como el “Día de la Solidaridad Pilarense”.
El periodista y docente jubilado Mauricio Acosta recuerda con voz emocionada aquella jornada trágica, cuando se apagó la señal del único medio de comunicación que existía en ese momento: la ZP 12 Radio Carlos Antonio López AM 700. “Fue como si Pilar se quedara sin voz”, dice.
También rememora las palabras del entonces párroco de la Basílica Menor Nuestra Señora del Pilar, el sacerdote italiano Federico Schiavon, quien alentó a los vecinos con una frase que pasó a la historia:“¡Que no se olviden los paraguayos: Pilar no muere!”

Recuerda que los ciudadanos respondieron con valentía. Se formaron comisiones de defensa, se utilizaron tractores y motobombas para desaguar las calles y, sobre todo, se multiplicaron los gestos de solidaridad entre vecinos, “Fue una verdadera muestra de resistencia comunitaria” señaló.
Una mirada al pasado, con ojos de futuro
En este nuevo aniversario, Mauricio Acosta invita a la ciudadanía a su domicilio, ubicado en las calles Yegros y Tacuary, donde desde las 18:00 proyectará fotografías, videos y audios de aquella época bajo el título: “Inundación del 83: fotografías, poesía y testimonios”.

Tras la gran crecida del 83, se levantó un muro de contención de arena de 10 metros de altura, que permitió resistir por un tiempo. Sin embargo, en 2019, la ciudad volvió a quedar bajo agua tras intensas lluvias de más de 300 mm. Fue entonces cuando se activó finalmente el Proyecto de Defensa Costera de Pilar, una obra largamente anhelada.
Obras, promesas y esperas
El proyecto inició en el año 2020 y contempla tres fases. La Fase A, que inicio con el refulado, canal de derivación de 15 km y estación de control hídrico. El trabajo fue ejecutada por el Consorcio CTC integrado por las empresas (Construpar SA, Concrex Mix SA, Talavera Ortellado SA y Teconedil SA), que actualmente se encarga del mantenimiento.
La Fase B fue adjudicada al Consorcio Sanitario Ñeembucú, integrado por Benito Roggio e Hijos SA, LT SA (Los Trigales) y Constructora Heisecke SA.
El pasado 19 de febrero, el presidente de la República Santiago Peña y la ministra de Obras Públicas, Claudia Centurión, realizaron el acto simbólico de inicio de obras, pero a tes meses de aquel anuncio hasta ahora no se observa ningún avance visible en la ciudad.
El monto asignado para esta etapa es de G. 422.586.595.051, financiados con fondos propios del Estado. Su ejecución está prevista en 24 meses, con posibilidad de prórroga. Incluye la instalación de un sistema de alcantarillado pluvial y cloacal, así como una planta de tratamiento de aguas residuales.
Silencios que preocupan
La falta de comunicación por parte del consorcio ejecutor generó inquietud en el municipio. La concejala Manuela González (ANR) expresó su preocupación y afirmó que tras insistentes pedidos lograron reunirse con representantes del consorcio.
“Nos dijeron que aún siguen en proceso de diseño, pero necesitamos mayor claridad y diálogo con las autoridades para informar a la ciudadanía”, manifestó.
La Fase C del proyecto contempla la construcción de parques lineales y bicisendas, como parte de la integración urbana de Pilar con su ribera, un sueño aún lejano pero necesario