“Cuántas tragedias sentimentales y familiares hemos visto pasar estos días, situaciones que nos producen inmenso dolor”, resaltó el obispo, dirigiéndose a los fieles presentes en el templo mariano.
El religioso destacó la dificultad de mantener un amor genuino y desinteresado en un contexto social marcado por la indiferencia y los conflictos. Sin embargo, alentó a los presentes a no dejarse dominar por la frialdad ni la envidia, sino a buscar el diálogo, la reconciliación y a alegrarse por los logros del prójimo.
“El hombre está hecho para amar y ser amado, pero muchas veces buscamos más ser amados que amar”, recordó Valenzuela. Citó además las enseñanzas de la Madre Teresa de Calcuta, quien encontraba en la Eucaristía la fuerza diaria para servir a los más necesitados.
Durante su homilía, instó también a los creyentes a dar el primer paso en la reconstrucción de los vínculos rotos. “Si nadie rompe el hielo, este solo se hace más duro”, advirtió, recordando que Jesús enseñó a amar incluso a quienes no nos aman y a tender la mano primero.
Lea más: Caacupé: monseñor Valenzuela cuestionó el mal uso del poder y el autoritarismo
Valenzuela recordó las palabras de Jesús
“Porque si aman a los que les aman, ¿qué recompensa van a tener si lo hacen? Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? Los paganos también hacen lo mismo”, expresó. Y agregó: “A veces se oye decir a las personas: ‘Yo no le saludo porque él no me saluda’, sin pensar que el otro quizá dice lo mismo. Si nadie rompe el hielo, el hielo solo se hace más duro. Jesús por eso nos empuja a dar el primer paso”, puntualizó.
Finalmente, la misa se celebró en medio de un ambiente de recogimiento y fe, con una gran concurrencia de devotos que acudieron al templo para renovar su esperanza en tiempos de adversidad.

Peregrinación para la indulgencia plenaria, desde Tupãsy Ykuá hasta el Santuario
Este domingo, a las 6:30, numerosos fieles se congregaron en la capilla de Tupãsy Ykuá para iniciar la tradicional peregrinación hasta el Santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, con el propósito de obtener la indulgencia plenaria. Esta práctica religiosa, muy arraigada en la comunidad, se repite cada semana y reúne a personas de diferentes edades y localidades.
Como cada domingo, se tuvo una importante concurrencia de feligreses que, con rezos, cánticos marianos y muestras de gratitud, recorrieron el trayecto hasta el templo mariano. Muchos de los peregrinos acudieron en familia o en grupos de amigos, cumpliendo promesas o simplemente renovando su fe en la Virgen.
El recorrido, de aproximadamente 1 kilómetro, se vivió en un ambiente de recogimiento espiritual. Estuvo también marcado por la oración constante y las intenciones particulares que cada uno llevaba en su corazón. Al llegar a la basílica, los peregrinos participaron de la misa matutina, que estuvo colmada de fieles.
Desde la organización pastoral recordaron que esta caminata penitencial hacia la basílica permite, bajo las condiciones establecidas por la Iglesia católica, confesión previa, comunión y oración para obtener la indulgencia plenaria, un beneficio espiritual muy valorado por los creyentes.
Una vez más, la jornada dominical culminó con una notable participación de devotos que mantienen viva esta expresión de fe mariana en la capital espiritual del país.

Lea más: No habrá desarrollo sin seguridad, ni paz sin justicia dice monseñor Valenzuela