Agustina Franco (51) hace treinta años se dedica a la venta de remedios yuyos en la compañía Costa Pucú de la ciudad de Caacupé. Señaló que se siente muy orgullosa de ser madre y de haber sacado adelante sola a sus cinco hijos: Ramón, Norma, Noelia, Luján y Samira.
“Mi trabajo no es nada fácil porque hay días en que no se logra buena venta, pero hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Aunque somos humildes, nunca nos faltó nada. Siempre trabajamos y continuamos con entusiasmo y esperanza”, expresó.
Resaltó además que hoy en día ya no hay tantas madres que se dedican de lleno a su familia porque deben trabajar y agregó que “al criar un hijo estamos creando un mundo mejor”, afirmó.


Por su parte, Crista Marecos (34) habló sobre cómo vive este día y recordó que hace dos años empezó a emprender con artículos de ferretería y ventas de materiales de construcción en la séptima compañía Ita Angu’á de Luque.
“Las ventas son como todo negocio, hay días buenos y malos, es una lucha diaria. El trabajo de una mujer es difícil, a veces no es valorado, pero una madre paraguaya es valiente y luchadora, haría cualquier cosa por sacar a sus hijos adelante”, reflexionó.
Crista confesó que para ella, el 2024 fue uno de los años más duros de su vida, ya que perdió a su bebé en un accidente de tránsito ocurrido en la ruta Luque-San Bernardino. Justamente este 15 de mayo se cumple un año de aquella dolorosa fecha, y en medio de ese recuerdo sigue sacando fuerzas para enfrentar el día a día.
A su hijo Adam Benjamin Ortellado, que vive con ella, busca darle el ejemplo de que sea fuerte, valiente y una persona de bien en la vida. “Él es mi mayor motivo para seguir en esta vida”, indicó.
Finalmente, dejó un mensaje a todas las madres paraguayas:
“Kuña mbarete, les deseo un feliz día y, aunque la vida a veces sea dura y cruel, siempre tengan el coraje de seguir adelante”.

Lea más: "Flores para mamá" son una atracción en Caacupé
También compartió su historia Estela Cardozo (55), del barrio Kennedy de Caacupé, quien desde hace 32 años se dedica a la elaboración y venta de chipa frente a la Basílica. Está casada con Miguel Núñez y tienen tres hijos: Susan Analía, Fernando Miguel y Cristian David.
Cardozo expresó su orgullo por trabajar en lo que le gusta y poder sustentar a su familia con la venta de chipa. Señaló que, junto a su esposo, llevan años luchando para avanzar y, pese a las adversidades, han podido mantenerse.
“La verdad que vamos bien porque con mi familia somos un equipo. Cada madre tiene su día a día, diferente y sacrificado, todo lo que hacen es por y para sus hijos. Mi mensaje es que jamás se den por vencidas, y que confíen porque con la ayuda de Dios y la Virgencita todo siempre es posible. Solo hay que tener mucha fe”, puntualizó.

