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Durante la misa de exequias, monseñor Celestino Ocampo expresó su sorpresa por el fallecimiento del Papa Francisco, un hecho que conmovió al mundo entero. La feligresía fue convocada para celebrar la Pascua de Jesús y la Pascua del Papa, en oración por su eterno descanso, un Papa quien dedicó su vida a la iglesia.
La hermana Fabiola Camacho, de la Congregación Misionera Redentorista, al concluir el rezo del Santo Rosario, manifestó: “Celebramos con profundo amor y gratitud la Pascua del Papa Francisco, quien ha regresado a la casa del Padre”.
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Conmovidos por su partida, los feligreses se unieron al dolor de toda la Iglesia universal, reconociendo en la vida del Papa un testimonio de humildad, cercanía, misericordia y amor hacia los más pobres y olvidados. La religiosa añadió que la voz profética del Papa, en favor de la paz, la justicia, la fraternidad y el cuidado de la creación, seguirá resonando en nuestros corazones.
Destacó que “el Papa Francisco ha partido para encontrarse con el Resucitado, a quien tanto amó y predicó. Su Pascua, en medio de esta Pascua, es un signo de esperanza y vida nueva. Hoy rezamos por él, como tantas veces nos pidió, y damos gracias a Dios por habernos regalado un pastor con olor de oveja”.
El Papa dejó como legado su testimonio de vida
Por su parte, el padre redentorista Atilio Cordioli recordó con dolor el momento triste que atraviesa el mundo por la partida del Pontífice, quien tanto amó a Paraguay, especialmente a las mujeres paraguayas y a la Virgen de Caacupé. “Con el Papa Francisco, el cristianismo ha ganado muchísimo. No solo por lo que escribió en sus libros, que son un verdadero testamento completo, sino por su ejemplo de vida”.
Resaltó que el Papa “nos mostró cómo debemos vivir como cristianos en el mundo, no solo rezando en la iglesia, sino saliendo al encuentro de los demás. No como decía el dictador Alfredo Stroessner, que la Iglesia debía permanecer en la sacristía”.
Finalmente, dijo que el Papa Francisco “nos enseñó que debemos salir de la iglesia y acompañar a los últimos, estar con aquellos que necesitan comida, acogida, una sonrisa, una mirada de cariño, tal como lo hacía Jesús”.