“No habrá desarrollo sin seguridad, ni paz sin justicia”, dice monseñor Valenzuela en misa de Pascua

El obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, lanzó un fuerte mensaje sobre la situación del país durante la homilía de la misa central del Domingo de Pascua, celebrada en la Basílica de Caacupé. “No habrá desarrollo sin seguridad, ni paz sin justicia”, expresó, haciendo un llamado tanto a las autoridades como a la ciudadanía a comprometerse con un cambio profundo.

Monseñor Ricardo Valenzuela presidió la misa central del Domingo de Pascuas.
Monseñor Ricardo Valenzuela presidió la misa central del Domingo de Pascuas.

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Durante su mensaje, monseñor Ricardo Valenzuela reflexionó sobre los desafíos que enfrenta el país y resaltó que el cambio necesario va mucho más allá de lo político o económico. “Todo comienza con un cambio profundo de mentalidad, de valores y de actitudes. Ese es también un compromiso de todos”, indicó.

En ese sentido, insistió en que soñar con un nuevo Paraguay solo será posible si se construye desde la base, con autoridades comprometidas y una ciudadanía activa. “No habrá desarrollo sin seguridad, ni paz sin justicia”, reiteró, llamando a todos a asumir un papel protagónico en la transformación del país.

El obispo subrayó que, en medio de los problemas cotidianos, enfermedades y tragedias humanas, la Iglesia invita a proclamar con humildad que Cristo ha resucitado. “Esa es la fe pascual que debemos tener”, aseguró, “una fe que nos permite pasar de una vida marcada por el pecado a una vida marcada por la confianza, la solidaridad, el amor y la esperanza”.

Monseñor Valenzuela remarcó que la Pascua llama a una transformación profunda de la vida cristiana, tanto personal como social. “Esta Pascua nos llama a pasar de la deshumanización a la humanización. Como pueblo, como sociedad, necesitamos hacer esta Pascua. No podemos quedarnos en la resignación”, expresó.

El corazón del anuncio cristiano

El obispo señaló que el mensaje “Cristo ha resucitado” no debe entenderse como un símbolo o una simple tradición anual, sino como el núcleo mismo de la fe cristiana, capaz de cambiar la historia.

Recordó que los primeros discípulos, al igual que muchas personas en la actualidad, se encerraron por miedo e incredulidad, heridos por el dolor personal, las injusticias y las tragedias.

Durante la homilía, Valenzuela compartió el testimonio de un joven enfermo que le dijo: “A Jesús se le preguntó si quería la cruz. A mí nadie me preguntó si quería esto”. Conmovido, monseñor Valenzuela invitó a abrazar el misterio del sufrimiento desde la fe, sin negar el dolor, pero reconociendo que incluso lo descartado puede convertirse en fundamento de una vida nueva.

“El Cristo resucitado no es una fantasía ni una fiesta con flores. Es el misterio más profundo. En una cultura del descarte, donde lo que no sirve se elimina, Jesús es fuente de sentido. Y nosotros, piedritas pequeñas, también tenemos sentido si estamos unidos a Él”, afirmó.

Una fe que transforma la sociedad

Para Valenzuela, la fe en la resurrección es el punto de partida del compromiso cristiano con el mundo.

“Desde allí nacen las obras de bien, la defensa de los derechos humanos, el pensamiento crítico, la acción solidaria”, señaló. Afirmó que renunciar a esa fe implica perder la identidad y dejar de ser luz en medio de la oscuridad.

El Año Jubilar como oportunidad

Antes de concluir, el obispo recordó que el Año Jubilar 2025, declarado Año de la Misericordia, representa una oportunidad para renacer desde las raíces como pueblo y soñar nuevamente con el Paraguay que se anhela. “La fe en Cristo resucitado es la energía que necesitamos para este momento histórico. Es tiempo de vivir y amar a nuestro país y a nuestra Iglesia con pasión renovada. Cristo ha resucitado. ¡Felices Pascuas!”, puntualizó monseñor Ricardo Valenzuela.

Como cada domingo, en la basílica se tuvo la presencia de numerosos feligreses que llegaron desde diversas ciudades como Fernando de la Mora, Luque, Mariano Roque Alonso, Misiones, Areguá, Limpio.

También estuvieron los supervisores educativos y docentes de la dirección departamental de Educación.

La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del coro permanente del santuario local.

Como cada domingo se tuvo una importante concurrencia de fieles que coparon la explanada de la basílica.
Se tuvo una importante concurrencia de fieles que coparon la explanada de la basílica.
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