Domingo de Pascua: Iglesia criticó a quienes dan de comer a sus hijos el “pan sucio de la corrupción”

La misa de Pascua en la Catedral Metropolitana, fue presidida hoy por el cardenal Adalberto Martínez y, durante su homilía recordó el sacrificio de Jesucristo, quien dio su vida por amor a la humanidad. El purpurado criticó a quienes dan de comer a sus hijos con el pan sucio de la corrupción y, a aquellos que roban, cometen actos de violencia y sicariatos.

La Catedral Metropolitana de Asunción, se llenó de fieles para celebrar la resurrección de Cristo.
La Catedral Metropolitana de Asunción, se llenó de fieles para celebrar la resurrección de Cristo.Gustavo Machado

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El Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua, es el día más importante de la Semana Santa. Este día festivo, conmemora el paso de la muerte a la vida eterna de Jesucristo, quien por amor a la humanidad, entregó su vida por nosotros.

La Santa Misa para celebrar la fecha, realizada en la Catedral Metropolitana de Asunción, fue presidida por el cardenal paraguayo Adalberto Martínez, quien recordó la importancia de la vida y las enseñanzas que dejó Jesús.

El purpurado resaltó que la muerte de un inocente, dejó a oscuras la esperanza, pero afirmó que la humanidad debe abrirse a la gracia del Señor, pese a los sufrimientos.

El cardenal Adalberto Martínez, presidió la Santa Misa del Domingo de Pascua, para conmemorar el paso de la muerte a la vida eterna de Jesucristo.
El cardenal Adalberto Martínez, presidió la Santa Misa del Domingo de Pascua, para conmemorar el paso de la muerte a la vida eterna de Jesucristo.

Durante su homilía, el cardenal lamentó la intolerancia religiosa, afirmando que todavía hay países en que los cristianos son perseguidos, tal como lo hicieron con Jesús.

Domingo de Pascua: criticó “el pan de la corrupción” que mata

Además de recordar que la vida es santa y, que el atropello a la vida humana es un pecado, el cardenal cuestionó a los “abusadores de la bienes de la tierra, el agua y el medio ambiente”. Además, pidió amar al prójimo y, respeto entre vecinos.

En su homilía, el purpurado criticó duramente a “quienes dan de comer a sus hijos el pan sucio de sus corrupciones”, afirmando que es un grave pecado personal y social, porque atenta contra la ley de Dios y de los hombres. También cuestionó a aquellos que comenten robos, violencias, sicariatos o se apropian de bienes ajenos.

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