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El presbítero de la parroquia Inmaculada Concepción de María, López Benítez, sobre su designación como obispo de la Diócesis de Misiones y Ñeembucú dijo, que es una misión muy grande y difícil, que solo puede llevarse confiando en la gracia del Espíritu Santo.
Agregó que humanamente es complicado, pero confía en que Dios actuará. “No se trata solo de guiar una parroquia, sino de estar al frente de toda una diócesis”, expresó el nuevo obispo. Consciente de la responsabilidad que conlleva este nuevo rol, López Benítez destacó: “La figura del obispo es la de un padre y pastor”.

Resaltó que bajo su cuidado están los sacerdotes, las comunidades religiosas, los laicos, las familias, todo el pueblo de Dios que camina en los departamentos de Misiones y Ñeembucú.
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Una llamada que cambió su rumbo
El anuncio de su designación como obispo lo recibió con sorpresa. Fue el Nuncio Apostólico en Paraguay, monseñor Vincenzo Turturro, quien le comunicó la noticia. “Me sorprendió la llamada, después la llevé a la oración para dar una respuesta libre y consciente. Ser obispo no es algo que uno pide, es un servicio que la Iglesia te pide a través del Papa”.
Tras recibir la noticia fueron sentimiento encontrados: “Sentí miedo, esa pregunta de si voy a poder. ¿Soy digno? Pero me confié a la Virgen María. Le dije: ‘Si tú intercedes y esta es la voluntad de tu Hijo Jesús, entonces aquí estoy, como vos dijiste una vez al ángel: aquí estoy’”.
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De raíces humildes y profundas convicciones
Osmar López Benítez nació en la compañía Capitán Maciel, y desde muy joven sintió el llamado vocacional. A los 11 años dejó su hogar para iniciar su formación. Es hijo de doña Edith Rogelia Benítez Bernal (+) y don Carlos López Franco (85), un hombre de oración y fe profunda. Debido a la falta de colegios en su comunidad, la familia se trasladó a Mbuyapey para que los hijos pudieran continuar sus estudios. Son cinco hermanos en total: cuatro varones y una mujer. Dos de ellos viven en Villa Elisa, su hermana en San Antonio, y otro en Arroyos y Esteros. Una familia humilde, muy cercana a la Iglesia, que siempre apoyó su vocación.

“Mi papá siempre me apoyó. Yo soy el que está más cerca de él ahora. Lo acompaño al médico, estoy con él… y aunque le va a costar, recibió la noticia con alegría y confianza. Me dijo que Dios siempre proveerá y es el pensamiento de un varón santo”, manifestó emocionado el presbítero.
Una diócesis con camino propio
Sobre su llegada a la diócesis de Misiones y Ñeembucú, fue claro: “No voy a llevar un plan, voy a conocer el plan que ya están llevando. Sé que trabajaron un plan pastoral con el obispo anterior, Mons. Pedro Collar, junto a sacerdotes, religiosas y laicos. Mi misión será caminar con ellos, escucharlos, animarlos e impulsar ese proyecto que vienen soñando”.

Por otro lado, manifestó que está discerniendo aún su lema episcopal, aunque adelantó que estará en torno a la Virgen María: “Ella siempre me acompañó y protegió. Quiero que el lema surja de la oración, pero sin duda, será mariano”, puntualizó.
Mensaje de despedida a Carapeguá
A la comunidad que lo vio crecer como sacerdote, les dejó un mensaje de gratitud y sinceridad:
“Les pido perdón por las debilidades, por si en algún momento no cumplí bien con mi misión. Les animo a rescatar lo bueno que haya podido dejar. Les agradezco de corazón, y les pido oración. Que cuando recen el rosario o estén ante el Santísimo, se acuerden de mí para poder cumplir con esta nueva misión”.
Espera el acompañamiento de los feligreses a la Diócesis el día que va a asumir como obispo en San Juan Bautista Misiones, el 14 de junio a las 16:00, día que festejará su cumpleaños, es un regalo de Dios y de la Virgen María, dijo finalmente el padre López Benítez.