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En el marco del jubileo de los sacerdotes de instituidos como “Misioneros de la Misericordia”, que se está llevando a cabo desde ayer y que va hasta mañana, en Roma, Italia, nuestro país marca presencia con el padre, presbítero Juan Alejo Robadín.
Robadín, junto a otros 700 sacerdotes de todo el mundo, fue nombrado por el Papa Francisco, como Misioneros de la Misericordia. Desde ayer se encuentra en el Vaticano, convocado por el Santo Padre.
El Misionero de la Misericordia es un título y un rol creado por el pontífice, en el contexto del jubileo de la misericordia que tuvo lugar en 2015 y 2016. Este cargo tiene un fuerte enfoque en la predicación de la misericordia de Dios y en ayudar a las personas a experimentar el perdón divino de manera concreta, especialmente a través del sacramento de la confesión.
El Papa Francisco destacó que los sacerdotes fueron elegidos cuidadosamente por su devoción y compromiso con la misericordia en la vida cristiana, y este honor recayó sobre la figura del sacerdote villetano, Juan Alejo Robadín.
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En ese sentido, el religioso resaltó que ser misionero de la misericordia, es hacer que todos experimenten la misericordia de Dios. “Mucha gente lleva en su corazón pecados y que nunca han confesado y eso les molesta en lo más íntimo de su ser, les hace infelices”, expresó el presbítero.
Dijo que la misericordia de Dios nos hace sentir perdonados y amados, que el Dios todopoderoso no quiere ver a sus hijos tristes. Resaltó que la misericordia de Dios es un regalo que nos cura de todos los males.
Aclaró que existen pecados graves que solo eran reservados a la Santa Sede, y desde ese nombramiento y distinción, los misioneros tienen potestad y autoridad para la absolución, mediante el sacramento de la confesión.
Esos pecados son cuatro: uno es la profanación de las especies eucarísticas (hostias y vino consagrado), la agresión física contra el Papa, la absolución de un cómplice en un pecado contra el sexto mandamiento (fornicación, pornografía, las prácticas homosexuales y el adulterio); y la violación del sigilo sacramental, es decir cuando un sacerdote cuenta lo que ha oído en confesión.
Sorprendido por la importante designación

El padre Robadín comentó que se sintió sorprendido cuando empezó a recibir las primeras cartas de la Santa Sede para la relevante designación, pero lo aceptó con humildad y devoción.
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La primera carta llegó el 1 de diciembre de 2015. “Al principio me sorprendió gratamente, tanto que no creí, pero luego fueron llegando más cartas, y me embarque en este desafío, que me llena de orgullo y emoción, porque fui elegido por el Santo Padre para representar de nuestro país”, expresó con mucha emoción.
Recordó que aquel año viajó, en sus 40 años de sacerdocio, por primera vez al Vaticano, y se reunió con el Papa Francisco y otros sacerdotes provenientes de todo el mundo, en la sala Regia del palacio apostólico de la Santa Sede.
“Lo que más recuerdo, es aquella sonrisa del Papa con la que nos recibió, y que transmitía una gran paz, y nos pidió trabajar con alegría por el reino de Dios”, recordó con una mezcla de alegría y nostalgia.

Dijo que, tras la misa del Miércoles de Ceniza, oficiada en la Basílica de San Pedro, recibió el envío de parte del Papa Francisco, como Misionero de la Misericordia. “Allí viví momentos impresionantes, que jamás pensé pasar en mi vida”, recordó con lágrimas el carismático sacerdote.
Finalmente, el religioso invitó a todos los fieles y sacerdotes a salir a misionar, buscar a los que están alejados de Dios y restablecer esa relación de amor con el creador y disfrutar de su divina misericordia.