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Desde hace dos semanas, alumnos, docentes y padres, continúan movilizados ante la falta de infraestructura educativa. En la institución solo cuentan con un pabellón de madera construido hace años por los padres, que hoy está deteriorado y en riesgo de derrumbe. Los alumnos del colegio ni siquiera tienen aulas; utilizan como salón una cocina-comedor que fue construida por un ganadero de la zona, pero que nunca fue pensada para ese fin.
En total, unos 180 estudiantes asisten diariamente a la escuela y al colegio, pero la precariedad de las condiciones los obliga a protestar para ser escuchados. El año pasado, el director de la institución, Sixto Galeano, incluso interrumpió un acto oficial para pedir directamente al presidente de la República, Santiago Peña, la construcción de aulas, pero hasta ahora no hay respuestas.

La situación es crítica: no hay aulas dignas, faltan muebles, los kits escolares llegan a cuentagotas y la institución carece de biblioteca e internet.
Los padres advierten que continuarán con la medida de fuerza hasta obtener soluciones concretas, y lamentan el desinterés de las autoridades políticas y educativas.