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Agustín Segovia, integrante de la Asociación de Pescadores Profesionales del Río Paraná, manifestó que desde hace varias semanas, a raíz de la bajante del río Paraná en la zona de Ayolas, la actividad pesquera comercial se ve resentida y afecta la economía de aproximadamente 1.200 familias que dependen directamente de este rubro para conseguir el sustento diario.
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“Estamos pasando por una situación igual a la del año pasado, incluso puede ser peor porque a principios de 2024 había un poco más de pescado gracias a la creciente del río que se registró a finales de 2023, pero ahora el agua está muy baja y los cardúmenes no llegan hasta la zona de Ayolas. Muchos compañeros optan por bajar hasta Cerrito para poder pescar, pero los gastos son mayores”, dijo.
Por su parte, el presidente de la Confederación de Pescadores del Sur, Máximo Espíndola, señaló que escasea el pescado. Salir a pescar actualmente requiere de una inversión de G. 500.000 como mínimo; en algunos casos, se puede llegar a G. 800.000.
“Actualmente, el kilo del dorado y el surubí tienen un costo de entre G. 40.000 y G. 45.000, pero para la Semana Santa podría llegar a superar los G. 60.000; el pacú, que hoy está en G. 35.000, podría costar aproximadamente G. 50.000; el bagre (mandi’i) pasaría de G. 18.000 a G. 30.000, pero, si se traslada hasta otra ciudad para su venta, el precio será mayor”, declaró.
Este jueves, en el puerto de Ayolas, el río Paraná registró una altura de 1,45 metros. La cota normal es de entre 1,80 y 2 metros. El nivel de alerta es de 4,20 metros. El límite de desborde en zonas ribereñas bajas es de 4,50 metros.
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