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El Operativo “Víbora” inició ya en diciembre el año pasado, cuando las autoridades paraguayas fueron notificadas por otras agencias en diferentes partes del mundo de una red de pornografía infantil en la que utilizaban la aplicación móvil “Viber”, sistema de mensajes de texto similar al WhatsApp, según explicó el comisario Diosnel Alarcón, de Cibercrimen.
“El dato inicial es de pornografía infantil, de todo lo que se ha analizado en el transcurso de este tiempo, se ha encontrado más de 695 dispositivos, casi 700 dispositivos, y en volúmenes de archivo es lo que nos costó más, porque casi cuatro terabytes de archivo de materiales que estuvieron compartiendo estos grupos”, precisó.
Comentó que el primer detenido, Alberto Raúl Giménez Núñez, de 47 años de edad, es un docente de varias instituciones, al cual dieron prioridad por estar rodeado de menores por su trabajo. Encontraron más de 50 archivos en un primer análisis preliminar de sus dispositivos, según comentó Alarcón.
“Esta gente, para que te mantengas en el grupo, tenés que estar activo, o sea, tenés que colaborar con materiales también. Aparte de recibir, tenés que estar enviando también. Los datos previos e indicios previos que nosotros tenemos es que tenía activa participación. Aparte de recibir y descargar los archivos, también colaboraba con otros materiales que él disponía”, indicó.
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Contenido de lo incautado
Alarcón explicó que los consumidores de pornografía infantil se inician cuando empiezan a rebuscarse en internet, o en algo que la policía llama “redes pares”, que son carpetas de archivos compartidas en línea.

“El contenido que ofrecen, a veces, es más nuevo, también de menores a muy corta edad, estamos hablando inclusive videos de menores de 3, 4 y 5 años, algunos videos, entonces estos grupos ya manejan. Normalmente, cuando se administran este tipo de contenidos, ya es para la comercialización”, agregó.
Agregó que tienen más objetivos para detener en Paraguay, y aclaró que en Paraguay los números de teléfono no siempre están a nombre del titular que aparece, considerando que la venta de líneas en nuestro país, por más que sean nominales, no pueden estar seguros, lo que los obliga a hacer una tarea investigativa más exhaustiva.
Contó que los sospechosos de este tipo de crimen tienen diferentes niveles, ya que está el pedófilo, el pederasta, el que se inicia en esto solamente como un fetiche, que al solo ver las imágenes satisface su instinto de la enfermedad que tiene, pero también está el que lo considera un negocio, considerando que es una de las actividades criminales más rentables después del narcotráfico y el tráfico de armas.
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Faltan leyes para agentes encubiertos
Alarcón dijo que la investigación se inició de manera internacional debido a que hay países que tienen legislaciones que les permiten tener agentes encubiertos en línea. “Nosotros aún no podemos, porque nuestro código de procedimientos penales aún no habilita a generar esos tipos de operativos, porque necesitamos de esa ley”, sostuvo.
Agregó que a excepción de Meta, que pide cumplir con ciertos requisitos legales para acceder a datos de los usuarios, otras empresas, como Telegram, protegen mucho los datos de sus usuarios.
“Es muy difícil trabajar con evidencias digitales, porque cualquier acción que hagas sin un debido proceso y sin estar esperando que la empresa te responda, que no siempre pasa con estas aplicaciones, porque lo que más protegen es a sus usuarios, naturalmente a veces el éxito es muy difícil, pero utilizando esta forma de que otros países te digan, tal número está utilizando esto, y eso sea como cabeza de un inicio de un proceso acá, por supuesto que nos facilita muchísimo las cosas”, aseveró.
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El comisario lamentó que el consumo de la pornografía infantil está bastante extendido y al estar tantas personas consumiendo esto excesivamente, aproximadamente más de cien personas en un escaneo de red, da la pauta de que a mayor consumo, existe también altas cifras de abuso de menores, violaciones, abusos sexuales.
“El que consume, para mí no es diferente del que abusa de un menor, no hago mucho la diferencia en esto, porque ¿cómo vas a animarte a ver, a nosotros nos cuesta muchísimo el análisis, porque tenemos que consumir la imagen. Imagínense ustedes sentarte a ver una violación de un menor de tres años, eso nosotros consumimos”, concluyó.