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El semáforo se pone en rojo en la esquina de RI 18 Pitiantuta y Eusebio Ayala, un hombre con su mochila a cuestas, lleva de la mano a un niño pequeño que juega con un helicóptero de juguete, pide disculpas respetuosamente y explica que vienen de Venezuela buscando una nueva oportunidad para toda su familia que se encuentra en estos momentos en situación de calle.
Se trata de Carlos Eduardo Zambrano, de 33 años, que partió desde Caracas, Venezuela, con toda su familia conformada junto a su esposa actualmente embarazada y sus pequeños hijos de siete, cinco y tres años.
Salieron hace siete meses desde Venezuela y la larga travesía incluyó países como Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, la idea era trabajar allí, pero tampoco había muchas oportunidades laborales, según indicó. Fue en Bolivia que conocieron a una señora paraguaya de nombre Ana que los animó a venir a nuestro país, les dijo que encontrarían mejores oportunidades y les ayudó con el pasaje a Paraguay, por lo que se aventuraron al nuevo viaje.
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Carlos pide alojamiento para su familia mientras él busca trabajo, debido a que el hotel más barato le costaría G. 100 mil por día y al llegar ayer no lograron juntar el dinero, por lo que durmieron en la calle, aunque sí consiguieron comprar comida. No conocen nada de nuestro país, solamente la Estación de Buses de Asunción hasta donde llegaron y la esquina donde los pudimos ver tratando de conseguir dinero. “Gracias a Dios hicimos aunque sea para comer, tuvimos que estar aquí en la calle porque no pudimos hacer para pagar una habitación, que vimos que las más baratas están en la zona de la Terminal”, comentó.
Nos indicó que su oficio está en el área de la construcción, más específicamente haciendo cielorrasos de yeso y molduras, pero dijo que si no puede ser en su especialidad que igual puede esforzarse en aprender otra. Como recién llegó tiene un número de teléfono al que se le podría contactar solamente por WhatsApp porque no es un número de nuestro país: +569 82538481.
Cuando terminamos de hablar, Carlos espera nuevamente que el semáforo se ponga en rojo para comentar de su situación a otros automovilistas que pasan por el lugar, una persona solidaria se acerca y les invita unos pedazos de pizza, lo que anima a su esposa y a los niños que esperan sentados que Paraguay les brinde una oportunidad que no pudieron tener en otros lados.