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Este martes, el ministro de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), Juan Carlos Baruja, explicó las razones detrás del bajo impacto del programa Che Róga Porã en los primeros seis meses de implementación, en el que solo 83 beneficiarios lograron financiar su primera vivienda. Según el titular de la cartera, uno de los principales obstáculos es el sobreendeudamiento de la clase trabajadora, lo que dificulta la aprobación de los créditos por parte de las entidades financieras.
Baruja destacó que el déficit habitacional en Paraguay es alarmante. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), alrededor de un millón de paraguayos no cuentan con vivienda propia: 500.000 viven en alquiler y otros 500.000 en casas prestadas o cedidas. Si se considera que el promedio de personas por hogar es de 3,5, se estima que existe un déficit cuantitativo de 270.000 viviendas. Al sumar el déficit cualitativo —es decir, aquellas viviendas que requieren ampliaciones o mejoras— la cifra asciende a aproximadamente un millón.
Para hacer frente a esta problemática, el Gobierno lanzó el programa Che Róga Porã, dirigido a la clase media trabajadora con ingresos de entre uno y cinco salarios mínimos.
La iniciativa ofrece financiamiento de hasta G. 500 millones, con plazos de hasta 30 años y una tasa de interés históricamente baja del 6,5 %, posible gracias a los fondos generados a través de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) y canalizados por entidades financieras (IFIS).
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Obstáculos y ajustes en el programa
A pesar de la necesidad habitacional existente, el programa ha enfrentado dificultades. Según Baruja, el proceso de evaluación de los solicitantes resultó en un alto porcentaje de rechazos, en gran parte debido al sobreendeudamiento de los trabajadores. Además, mencionó que los bancos y otras entidades financieras aplican criterios de evaluación demasiado estrictos, lo que se ha convertido en un “cuello de botella” para la aprobación de los créditos.
En respuesta a esta situación, el Gobierno trabaja en la implementación del Fondo de Garantía de la Vivienda (Fogavi), con un fondeo inicial de 30 millones de dólares. Este mecanismo busca incentivar a las entidades financieras a flexibilizar las condiciones de acceso a los créditos y permitir que más trabajadores puedan beneficiarse del programa.
“El programa es necesario porque responde a una necesidad real”, enfatizó Baruja. No obstante, reconoció que Che Róga Porã debe evolucionar y ajustarse para adaptarse mejor a la realidad económica de la clase trabajadora.
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Entre las ventajas del programa, el ministro resaltó que los beneficiarios solo comienzan a pagar sus cuotas una vez finalizada la construcción de la vivienda, lo que lo convierte en una alternativa atractiva para quienes actualmente destinan sus ingresos al pago de alquileres.
“El objetivo es que, en vez de pagar por un alquiler, los trabajadores puedan destinar ese mismo dinero a la compra de su vivienda propia”, puntualizó.