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El río Paraguay, cuya altura se mantenía en cerca de los 4 metros hasta el 24 de diciembre del 2024, registró un preocupante descenso, con apenas 1,71 metros, según datos recientes de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP), en Pilar. El nivel normal en el puerto de Pilar es 3,5 metros.
Esta rápida bajante, atribuida a la falta de precipitaciones, vuelve a poner en jaque la operatividad de la balsa Rafaela, que conecta el puerto de Pilar (Paraguay), con puerto Cano, provincia de Formosa, (Argentina).
La balsa, administrada por la empresa San Marthiño, había retomado sus actividades el pasado 12 de diciembre del 2024, tras meses de suspensión debido a una crítica bajante. Sin embargo, la profundidad en la costa argentina ya no es suficiente para garantizar una travesía segura.
“Volvimos a operar con 1,60 metros de profundidad; veremos qué pasa mañana”, expresó el administrador de la empresa, Miguel Meseguer, quien confirmó que realizarán un ecosonda para determinar si el cruce puede mantenerse operativo.
Alternativas más costosas para los usuarios
De confirmarse la suspensión, cientos de compatriotas que utilizan este cruce diariamente se verían obligados a buscar rutas alternativas. Las opciones más cercanas incluyen el cruce Ayolas-Ituzaingó, que pasa por la represa Yacyretá, o los pasos fronterizos Encarnación-Posadas y Puerto Falcón-Clorinda, ambos ubicados a mayores distancias de Pilar. Esto no solo implica costos adicionales, sino también el empleo de más tiempo para quienes deben cruzar por motivos laborales, comerciales o personales.
Impacto económico negativo en Ñeembucú
La suspensión del cruce también tendría un impacto negativo en la economía del departamento de Ñeembucú, particularmente en esta época del año, cuando el comercio local depende en gran medida de los compatriotas residentes en Argentina que cruzan para realizar compras o inversiones. Muchos de ellos han adquirido bienes raíces en Pilar y contribuyen de forma importante al movimiento económico de la zona.
Además, la suspensión del cruce de la balsa afectan a otros sectores, como el turismo, el comercio y la gastronomía que ya venía enfrentando dificultades por la prolongada crisis hídrica.
El nivel actual de 1,71 metros contrasta con el nivel normal del río Paraguay, que debería alcanzar los 3,50 metros en esta época del año. La bajante también repercute en la navegación comercial y en las actividades de los pescadores locales, quienes han reportado dificultades para acceder a los bancos de peces debido al descenso de las aguas.
Las autoridades locales y los operadores de la balsa Rafaela monitorean de cerca la situación, mientras que los pobladores esperan que las lluvias previstas en las próximas semanas puedan estabilizar el nivel del río y evitar una nueva paralización de este servicio de transporte fluvial.