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La mayoría de los comerciantes de Caacupé coinciden en señalar que la masiva presencia de peregrinos en la villa serrana en las vísperas de la festividad religiosa más importante del país, supera ampliamente a otros años.
Sin embargo, al menos hasta este jueves 5 de diciembre, las ventas no coinciden con esa percepción. “Hay movimiento de gente, pero de plata hay poco”, reconoce Bruno Riveros, quien junto a su familia, colocó su puesto de venta de juguetes hace más de quince días en las inmediaciones del Tupasy Ykuá.
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El temor más grande de los emprendedores es la lluvia que se anuncia para este fin de semana, en coincidencia con la festividad mariana y que amenaza con afectar fuertemente al comercio de la capital espiritual del Paraguay.
Pese a esto, algunos comerciantes no pierden la esperanza de recuperar la inversión hecha para esta temporada. “Empezamos recién, todavía no hay, pero va a haber. La esperanza es lo último que se pierde”, dice Miguel Patiño, un vendedor ambulante de envases para agua bendita.
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Una comerciante anónima dijo que un factor que impide las ventas es la demora de la Municipalidad en clausurar el tránsito vehicular en la zona. Valery, una vendedora de recuerdos de la ciudad invitó a los fieles de la virgencita a acudir y a aprovechar la gran variedad de precios a los que ofrecen sus productos.
Caacupé 2024: la virgencita azul la curó, asegura
Gladys Rojas llegó hasta Caacupé este jueves proveniente de la lejana ciudad de Nueva Germania, en el departamento de San Pedro, distante a más de 250 kilómetros. Lo hizo acompañada de su pequeña hija y una amiga.
Contó, emocionada que hace tres años le diagnosticaron un cáncer de ovarios y que desde entonces llega cada diciembre hasta Caacupé vestida de la virgencita azul.
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Tras meses de incertidumbre y temor, los médicos le dieron la buena noticia de que la enfermedad estaba curada. “Le doy gracias a Dios y a la Virgencita de Caacupé y espero venir muchos años más”, dijo.
Cuenta que cada año hace el viaje en auto hasta Curuzú Peregrino, desde donde hace el trayecto a pie hasta la Basílica. Gladys cuenta que quiere transmitir la veneración por la virgen a su pequeña hija.
Agradecer, tradición familiar
Como cada año, Rafael Acuña, del distrito de General Higinio Morínigo, en el departamento de Caazapá, llegó hasta la villa serrana acompañado de su esposa, su madre y sus dos hijos.”La familia completa viene. Cada año venimos a pagar nuestras promesas”, dijo a ABC.
Contó orgulloso que quiere transmitir a sus hijos la costumbre de agradecer, valor que recibió a su vez de sus padres. “Venimos a agradecer por nuestra salud, también por tener trabajo y, sobre todo, por mantener siempre a nuestra familia unida. Hay muchos motivos más para estar agradecidos”, añadió.
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La familia completa, incluidos sus dos pequeños hijos, Michel y Steven, acudió para refrescarse un poco tras la misa al tradicional Tupasy Ycuá.
Cientos de fieles, como ellos, aprovecharon el buen clima del jueves para adelantar su visita a Caacupé.
Vino en representación de su madre
Alex Miskinich, oriundo de Concepción, contó que llegó hasta la capital espiritual en representación de su madre, quien recientemente tuvo que migrar al extranjero para buscar un mejor futuro. “Se fue a Estados Unidos hace algunos meses por motivos laborales. Para poder salir adelante también”, contó emocionado.
Alex cuenta orgulloso que pese a la difícil situación económica, el sacrificio de sus padres tuvo sus frutos. “Somos tres hermanos, el mayor ya es profesional en la carrera de Ingeniería Agronómica. El segundo ya está a punto de recibirse de veterinario y yo estoy estudiando Agronomía también”.
Contó que, como su madre ya no pudo venir, él llegó en su representación. “Vine en bicicleta desde Concepción para cumplir esta promesa”, dijo emocionado.