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Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la santa misa dominical en el santuario de Caacupé. Durante su prédica, habló sobre los acosos que se ven cada vez más en los diferentes puntos del país.
Mencionó que es una pena que muchas veces las víctimas simplemente deciden no denunciar por miedo a las represalias que puedan sufrir y viven con miedo.
Instó a las personas a que se haga frente a estas situaciones y que no se recurra a “denuncias inútiles”.
“Qué dolor produce cuando el hombre empieza a hacer acoso en su lugar de trabajo. Desestabiliza el pensamiento de la mujer, de su familia, del hogar y de los hijos”, expresó la autoridad eclesiástica.
“Qué dolor el acoso que se da en todas partes. En estos momentos hay intento de raptos, secuestros y ni qué decir de los abusos infantiles. Qué abominable es todo esto a los ojos de Dios”, lamentó el clérigo.
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Enfatizó el pudor en el hogar
El obispo también hizo énfasis en que las familias deben tratar de mantener el pudor en el hogar y con los hijos. “El pudor y el respeto al propio cuerpo es el testimonio que el hombre puede dar al mundo”, señaló.
Resaltó que hoy en día el poco pudor que tienen las personas hace que la desnudez destruya profundamente al ser humano, mientras que la sexualidad es reducida a una simple mecánica de consumo.
“La desnudez no era una caída antes del hombre y el pudor habla por sí solo del misterio del cuerpo humano. Lo que hay dentro de nuestro cuerpo va más allá y lo trasciende y es allí donde queda vencido el sentido del pudor”, puntualizó monseñor Ricardo Valenzuela.
Explanada, copada de feligreses
Como cada domingo, la explanada de la Basílica estuvo copada de feligreses que acudieron desde diferentes puntos del país para participar de la eucaristía.
Estuvieron presentes la delegación de Itapúa, peregrinos de San Pedro, Santa Rosa, Asunción, Hernandarias, el Instituto Juan Pablo II, Bomberos Voluntarios de Caacupé y la Policía Nacional
La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del Coro San Luis Consaga de la diócesis de Coronel Oviedo.