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Cada 14 y 15 de mayo se recuerda la Independencia Nacional que se había registrado en esas fechas pero del año 1811. Ahora, a más de 200 años de esa histórica revolución, la celebración o conmemoración de las Fiestas Patrias registraron varios cambios a lo largo de su historia.
Al respecto, la historiadora Ana Barreto recuerda que claramente la celebración de la Independencia tuvo un carácter festivo, principalmente desde la celebración de los años cercanos al centenario -entre 1910 y 1913- cuando se incluían salvas de artillería como también desfiles estudiantiles y militares.
Asimismo y por lo menos hasta mediados del siglo XX, se incluían regatas en la bahía de Asunción y por supuesto fiestas, bailes o juegos públicos donde en el interior predominaban las carreras de caballo o juego de sortijas.
En referencia a los años previos al centenario de la Independencia Nacional, las celebraciones eran “más bien institucionales y quizás no congregaban más que el 25 de noviembre que era la fecha cívica más importante por ser la conmemoración de la Jura de la Constitución de 1870″, precisó.
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Bicentenario dio un “impulso” a las fechas
Ya en tiempos más actuales, la historiadora consideró que el Bicentenario de la Independencia -2011, aunque también en años previos y posteriores- fue lo que “dio un impulso extraordinario a estas fechas de conmemoración cívica”.
Actualmente las Fiestas Patrias incluyen la apertura de museos, recreaciones callejeras del evento histórico y también un sinnúmero de encuentros artísticos en contexto a la fecha entre los que se destacan conciertos, danzas u obras de teatro.
“Creería que la calle cobra vida y profunda significación en estas fechas; tendríamos realmente un trazado de festejos o celebraciones bastante parecidas hasta hoy con tradiciones presentes y costumbres ya desaparecidas”, indicó.
De igual manera, recordó que fue en 1894 cuando se colocó la piedra fundacional de un proyectado monumento de los próceres de la independencia -pero que nunca fue realizado- en el centro de la hoy Plaza Uruguaya, un acto que en ese entonces tuvo bastante convocatoria, como casi la que veríamos hoy: el presidente, su gabinete, cuerpo escolar de la capital, militares, asociaciones civiles e interesados.
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