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El Tribunal de Sentencia presidido por Juan Francisco Ortiz e integrado por Rossana Maldonado y Manuel Aguirre condenó, por unanimidad, a 30 años de cárcel al comisario retirado Eusebio Torres Romero, de 88 años, ya que en el juicio oral y público que finalizó este martes quedó probado que sometió a todo tipo de torturas a los hermanos Carlos Ernesto y Luis Alberto Casco; y la esposa del primero Teresa Dejesús Aguilera de Casco (ya fallecida).
Para el colegiado de sentencia la fiscal Sonia Sanguinés probó, con las declaraciones de más de 20 testigos, que el ahora condenado torturó física y psicológicamente a los tres denunciantes de la presente causa penal, en la sede de Investigaciones de Delitos de la Policía de la Capital (en la época), hasta donde los mismos fueron llevados en carácter de presos políticos.
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“El señor Eusebio Torres Romero era el que dirigía los interrogatorios a los presos que estaban en Investigaciones de la Policía, porque era el único policía con título de abogado. Esto es corroborado por prácticamente todos los testigos que depusieron ante este tribunal”, explicó el presidente del colegiado Juan Francisco Ortiz.
El magistrado resaltó que el colegiado de Sentencia consideró insuficiente el pedido de pena que hizo la fiscal Sonia Sanguinés, quien solicitó una condena a 15 años de cárcel para el acusado; teniendo en cuenta que la expectativa de pena por el hecho de tortura es de hasta 30 años de prisión. No obstante, el colegiado dispuso que el comisario retirado cumpla su pena en arresto domiciliario, en atención a su avanzada edad.
Hechos de tortura en Investigaciones de la Policía
Para el Tribunal de Sentencia la fiscalía probó que Carlos Casco ingresó al país en abril de 1976, desde la Argentina, y fue detenido por integrar la Organización Político Militar, razón por la que fue calificado de “comunista y opositor”. Luego fue trasladado hasta la sede de Investigaciones de la Policía, en Asunción, donde estuvo preso e incomunicado y sufrió torturas físicas y psicológicas.
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Con respecto a Luis Alberto Casco, el Ministerio Público demostró que fue detenido también en abril de 1976 en Villarrica, por ser hermano de Carlos. De allí fue remitido a la Delegación de Gobierno del Guairá; y de allí trasladado hasta Investigaciones de la Policía, en Asunción, y derivado a un calabozo con otros detenidos políticos de la dictadura.
En cuanto a Teresa Dejesús Aguilera, esposa de Carlos, el colegiado de Sentencia dio por probado que fue privada de su libertad en la vía pública en Encarnación el 2 de abril de 1976, sin orden judicial, y remitida a la delegación de Gobierno de Encarnación, posteriormente a la sede de Investigaciones de la Policía, donde sufrió tortura psicológica estando embarazada. “Le dijeron que su esposo ya había muerto y que para ella era mejor que confiese todo nomás ya”, resaltó Ortiz.
El presidente del Tribunal de Sentencia resaltó que con los informes psicológicos de los hermanos Carlos Ernesto y Luis Alberto Casco, quedaron probados los traumas con las que quedaron las víctimas, debido a los vejámenes que sufrieron por orden de Eusebio Torres Romero, quien “aplicaba las torturas con el objetivo de sacar información” a los presos políticos.
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“Se torturaba a lo largo y ancho del país”
El juez Manuel Aguirre resaltó la importante de la presente causa penal, ya que se juzga hechos de tortura cometidos durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954 - 1989), en contra de todas las personas que eran calificadas como “un peligro para el régimen porque atentaban contra la paz de la República”, según puntualizó.
“No solo se torturaba en la sede de Investigaciones de Delitos de la Policía. Se torturaba a lo largo y ancho del país a todos aquellos que eran considerados como opositores del régimen dictatorial”, resaltó el integrante del Tribunal de Sentencia en parte de la argumentación del veredicto.
Aguirre agregó que las torturas tenían el objetivo de “destruir a la persona”, ya que no solo eran sometidos a apremios físicos sino también a torturas psicológicas con el objetivo de atormentar a las víctimas.
Los agentes de Investigaciones, por orden de Eusebio Torres Romero, utilizaban cachiporras, picanas eléctricas, látigos y otros elementos para los hechos de tortura en contra de los presos políticos, de acuerdo a lo resaltado por el magistrado.
¡Dictadura nunca más!
La sentencia fue recibida con aplausos y al grito de ¡Dictadura NUNCA MÁS! por numerosas víctimas del régimen stronista que acompañaron el juicio. Algunos se emocionaron hasta las lágrimas al escuchar la imposición de la pena máxima.
“Se hizo justicia”, fue el comentario más escuchado entre los presentes, que esperaron más de 35 años por este momento.
Se trata de un juicio histórico, pues es la primera vez que una causa por tortura relacionada al régimen stronista se debate en una audiencia oral y pública, pues los juzgamientos anteriores a torturadores como los tristemente célebres Pastor Coronel, Camilo Almada Morel, Lucilo Benítez, Juan Aniceto Martínez entre otros, se dieron en procesos escritos, de acuerdo al sistema legal vigente en la época.