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Durante la misa central celebrada en la explanada de la Catedral, en honor de la patrona espiritual de este distrito, Inmaculada Concepción de María, Monseñor Ocampo, recordó que en este tiempo de adviento. Los católicos están iniciando el año de la oración con el lema “Señor enséñanos a orar”. Y dijo que preocupa el flagelo de abigeato, violencia familiar y abuso sexual en menores, que es el pan nuestro de cada día.
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El prelado, en la homilía, recordó la carta que hoy Mons. Ricardo Valenzuela leyó en la misa de Caacupé. Dijo que fue completa pero que en en el departamento de Paraguarí “tenemos también algunos hechos que preocupan, como el caso del flagelo de abigeato, donde los más perjudicados son humildes familias, que tienen dos lecheras y se les hurta.
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El prelado agregó que los más afectados son aquellos que no tienen cercado sus propiedades y tampoco sus animales están un lugar seguro. Esto no es un hecho aislado, que de repente a alguien se le ocurrió y fue a robar.
Dijo que detrás de dicho hecho está toda una organización criminal que se dedica a delinquir, robando animales ajenos y eso es muy grave.
Asimismo, dijo que entre otros tantos problemas que caracterizan a la zona está también la violencia familiar, que es el pan nuestro de cada día en el departamento, incluso los abusos sexuales a menores en las familias y en las instituciones educativas.
No permanecer pasivos ni indiferentes ante los hechos de corrupción e impunidad
Sugirió que para contrarrestar estos males que aquejan a esta zona del país, se tiene la gran esperanza en los bautizados, en los laicos, que participan en los distintos ámbitos de la sociedad, quienes son los que deben marcar la diferencia tomando protagonismo desde su condición religiosa movidos por su fe.
Además, dijo que no deberían permanecer pasivos ni indiferentes a las situaciones de corrupción e impunidad que contaminan las instituciones públicas y privadas de nuestro país.
“Apelamos a la conciencia y voluntad de cada uno de los laicos, para que cada vez más asuman su compromiso bautismal, de ser verdaderos protagonistas, en los diversos ámbitos de la sociedad”, deben ser sal y luz, incidiendo de manera positiva en sus ambientes, dando testimonio de vida y anunciando la palabra de Dios.
Resaltó que la máxima preocupación del pueblo es la corrupción y la impunidad, que son lacras que siguen carcomiendo los cimientos de la Nación.
Parecería no tener límites y resulta muy preocupante a la vez que la ciudadanía se vaya acostumbrando a observar cómo los delitos cometidos contra el bien común no se tenga ganas ni voluntad de repudiarlos y menos aún de exigir castigos a las personas responsables de los hechos de corrupción, según refirió.
Finalmente dijo que para revertir esta situación hay que comenzar de bajo, de la familia, la educación en la fe, y que los padres sean los primeros catequistas de sus hijos, y para esto, la herramienta “que tenemos es la oración”.