Cargando...
La peregrinación a la basílica de Caacupé está habitualmente cargada de mucha emoción y bellas costumbres. Sin embargo, hay una que nunca se acaba ni disminuye: el mal hábito de arrojar las basuras a la calle. Muchas personas que van a cumplir sus promesas a Caacupé toman la mala decisión de tirar sus botellas o bolsas a su paso, sin siquiera buscar los basureros.
Aunque al llegar a los basureros tampoco se observó orden, pues están abarrotados y no dan abasto ante la inmensa cantidad de desechos que se acumulan en el día de la festividad de la Virgen de los Milagros de Caacupé. Algunos peregrinos señalaron que se necesitan más tachos, dispersos en muchos otros sitios.
Tras las fiestas, queda una alfombra de basuras en Caacupé
Durante la noche y madrugada van llegando las personas a los puntos de descanso, mientras otras directamente “reservan” un sitio frente a la Basílica. Al término de la misa central de las 6:00, se van despejando las plazas y lo que queda es una alfombra de desechos de todo tipo, dispersos en todas partes.
Cada año, los barrenderos municipales tienen la difícil tarea de ir juntando las toneladas de basura que quedan tras las festividades marianas.