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Monseñor Juan Bautista Gavilán presidió la misa de la Virgen de Caacupé y durante su prédica habló sobre los numerosos problemas que aquejan a la sociedad y resaltó el flagelo de la corrupción, la pobreza y el crimen organizado.
“No se percibe un interés de las autoridades ante los graves escándalos de la corrupción en las entidades públicas, con acuerdo de los grupos económicos poderosos del sector privado”, criticó.
Señaló que esta situación obliga al Ministerio Público a extremar recursos para que la ciudadanía perciba su independencia y su libertad de acción efectiva frente a los otros poderes del Estado.
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Y sobre todo frente al “crimen organizado”, que ha permeado profundamente en las instituciones públicas, cuyo poder económico también se ha filtrado en la propia sociedad paraguaya.
Caacupé 2023: pobreza extrema
El obispo mencionó la pobreza extrema que cientos y miles de paraguayos padecen, la violencia y agresión contra los niños y las niñas, el abandono de los adultos mayores y la violencia contra la mujer.
Así también, la invisibilidad de los incapacitados exige el urgente cumplimiento del artículo 6 de la Constitución Nacional con el mandato de que el Estado impulse planes y políticas para superar los factores que impiden la adecuada atención a las necesidades de estos sectores.
“El Paraguay, por la producción del país, alimenta a 80 millones de hermanos extranjeros y es un orgullo de grandes productores. Sin embargo, no somos capaces de hacer que produzcan los pequeños agropecuarios para sustentarse y subsanar el problema de cientos y miles de familias que pasan hambre”, lamentó.
El prelado sostuvo que la inequidad no es voluntad de Dios y que en nuestro país no falta tierra; sin embargo, muchos carecen de un lugar digno para asentarse y se ubican en los sitios más anegados.
Caacupé 2023: sin un pedazo de tierra
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Asimismo, muchos están sin un pedazo de tierra para cultivar. “Lo que falta es una buena política de la reforma agraria y parar la ambición desmedida de los hermanos”, dijo.
Monseñor resaltó también que en nuestras cárceles reinan la presión de la violencia, el comercio ilícito interno y, en no pocos casos, la pérdida de la vida de muchos compatriotas.
“¿Cuándo podemos detener los robos callejeros, de las casas, del trabajo e instituciones?”, se preguntó.
“El modelo de la producción no se compadece de la casa común y de la dignidad humana. No impulsa y convierte en indigente al pueblo paraguayo”, sentenció monseñor Juan Bautista Gavilán.