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El obispo de la Diócesis de San Lorenzo, monseñor Joaquín Robledo, explicó el cura párroco emérito de la Parroquia Nuestra Señora Virgen de la Candelaria, José María Velasco, se encuentra internado en la Clínica Ingavi del IPS con pronóstico reservado.
Dijo que se encuentra en terapia intensiva, intubado y en estado delicado, por lo que pidió a toda la feligresía de Capiatá orar por la salud del sacerdote. Recordó el trabajo que realizó durante su servicio pastoral a la comunidad de Capiatá y agradeció por la entrega de todos estos años.
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El padre Velasco se encuentra grave actualmente. Al principio se le había extubado y ahora se volvió a intubar, comentó el religioso. Además, nos informaron que contrajo un virus hospitalario, por lo que su estado de salud es sumamente delicado, explicó Robledo.
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Recordó todo el trabajo que realizó hasta el último día que sirvió a la parroquia de Capiatá y expresó agradecimiento por la labor que cumplió el sacerdote. Dijo que debido a su avanzada edad venían solicitándole desde el obispado que renunciara al cargo de párroco, ya que no podía llegar a muchas zonas de la jurisdicción eclesial de la ciudad, uno de los más extensos del departamento Central en cuanto a territorio.
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“Era ya mucho el trabajo que debía hacer y por su edad no abarcaba todas las zonas. Agradecemos que el padre haya entregado su vida a la parroquia. Pero debido a su edad en más de dos ocasiones le solicitamos su renuncia y le dijimos que pasaría a vivir en un lugar más digno, en Capiatá, con una capilla para que siga trabajando, pero sin muchas responsabilidades”, recordó Monseñor.
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El actual párroco de Capiatá es el presbítero Rober Willian Gerding Piris y el vicario parroquial es el presbítero Darío Ignacio Portillo Franco, que fueron designados en octubre último. Ambos tienen la misión de continuar el trabajo que dejó el sacerdote Velasco.
No fue un párroco común
El padre José María Velasco, de origen español, no fue un párroco común, sino realizó una labor frontal con fuertes denuncias contra presuntos hechos de corrupción en la ciudad de Capiatá, dentro de la Municipalidad, la Cooperativa Capiatá Ltda. y del club Capiatá. Su carácter de lucha lo llevó a enfrentarse a los políticos y poderosos de turno de la ciudad con influencias en el país.
En el año 2013, en una etapa difícil en la ciudad de Capiatá debido a las denuncias de corrupción encabezadas por el presbítero Velasco fue querellado por un grupo de político, dirigentes deportivos, cooperativistas y empresarios por presunta difamación, calumnia e injuria.
Entre los querellantes estuvieron el senador capiateño Derlis Osorio (ANR), el entonces intendente Capiatá, Antonio Galeano (ANR); el concejal Néstor Castellano (ANR), Óscar Américo Barreto Brizuela, presidente del Sportivo Capiatá y de la Liga Capiateña, y Carlos César Ramírez Valdez, tesorero de la Cooperativa Capiatá. Además, Fidelio Rojas, presidente del Colegio de Abogados de Capiatá, y Erico Galeano Segovia, que entonces era conocido como empresario y fungía de vicepresidente del Deportivo Capiatá y que actualmente está investigado e imputado por el caso A Ultranza.
Escrachado por grupo de “hurreros”
Entonces, aproximadamente medio centenar de “hurreros” realizó una manifestación para exigir la renuncia del religioso. También colocaron pasacalles con ataques al sacerdote. La frase: “No a la huida masiva de los católicos capiateños de la Iglesia: Renuncia Velazco”, se podía leer en los pasacalles desde muy temprano, que fueron retirados por personas anónimas en horas de la tarde. También arrojaron panfletos en algunas zonas con supuestas “incógnitas de los capiateños” sobre el manejo del colegio parroquial y de la iglesia y fuentes de financiamiento de “viajes a Europa” que realizaba el cura.
En su misión pastoral incluyó la organización de marchas ciudadanas en Capiatá para protestar contra la corrupción y las malas decisiones de políticos de la comunidad. Estas movilizaciones anuales eran multitudinarias e incluían la expresión de demandas de los habitantes de diversos sectores del distrito a través de discursos, carteles, representaciones teatrales y otros formas de denuncia.
Una de las acciones más recordadas del veterano cura se registró en noviembre del 2004, cuando acompañó la denuncia de pobladores por derrame de agroquímicos sobre la ruta PY02 por empresas ubicadas en el distrito.
Durante la pandemia del covid-19 fue uno de los pocos imputados. Fue por celebrar misa en Domingo de Ramos violando las disposiciones sanitarias de evitar las aglomeraciones.