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El intelectual colombiano Bernardo Toro cuenta con una maestría en Investigación y Tecnologías Educativas, estudios en Matemática y Física, conocimientos en educación, comunicación, nuevas tecnologías, responsabilidad social empresarial y desarrollo sostenible. Aprovechando su presencia en Paraguay, esta semana, ABC le consultó su parecer sobre la educación pública y cómo debería ser una educación sexual en el marco de un país democrático.
Toro visita nuestro país hace varios años, propiciando espacios de diálogo y reflexión con referentes de la sociedad civil, enfatizando la importancia del rol de esta para garantizar la existencia y la calidad de los bienes públicos de la sociedad. Es asesor de la organización paraguaya Juntos por la Educación y del Observatorio Educativo Ciudadano desde sus inicios.
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“La educación nacional no puede ser cooptada por ningún grupo, ya sea político, religioso o científico. No puede ser cooptada. La característica de la democracia, es que es de todos. No puede un grupo cooptarse la autoridad sobre la democracia”, considera Toro.
“La educación es un bien público, no es un bien privado, es la educación de los paraguayos, no de los católicos, ni de los protestantes. Y ¿cómo vamos a construir la educación de los paraguayos? Tiene que ser a través de lo que los adultos queremos que aprenda la siguiente generación”, añade el experto.
Educación sexual basada en derechos y la Constitución Nacional
“Y eso solamente lo podemos hacer a través de los debates públicos, organizados, con expertos, con gente con experiencia, ancianos, y así responder qué queremos que nuestros niños aprendan, a nivel emocional, a nivel político, social, económico y cultural”, señala.
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Sobre educación sexual, Toro explica la experiencia de otros países y plantea una educación en derechos reproductivos y sexuales.
“El derecho a reproducirse no es de los católicos ni de los protestantes, ni de los musulmanes, es del ser humano”, señaló el experto.
Contando la experiencia colombiana, explicó que en ese país, “derechos reproductivos y sexuales para niños, niñas y adolescentes, es la vuelta que se le dio a esto para poder reproducir materiales científicamente válidos en un programa de derechos, incluidos dentro de los derechos de los niños y los jóvenes”.
Toro consideró que con un programa basado en la Constitución Nacional y los derechos de los niños, los jóvenes, “se puede sacar de juego si es católico y protestante”, quedando a consideración de cada persona, y cada familia, su criterio particular respecto a la educación sexual.
Objetan sesgos en libros del MEC
El Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), en junio aprobó el uso de los libros “12 Ciencias para la Educación de la sexualidad y la afectividad”, de la ecuatoriana María Judith Turriaga.
El contenido de los libros, específicamente del manual para las familias y del que está dirigido a docentes y orientadores de escuelas, está siendo cuestionado por varias organizaciones, por su falta de rigor científico y sesgos religiosos.
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El pedido de que se utilicen los textos en educación pública proviene de grupos evangélicos y católicos autodenominados “provida”, liderados principalmente por el pastor evangélico Miguel Ortigoza, líder de la oenegé extranjera Capitol Ministries, que pretende influenciar en las políticas públicas.
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La Coordinadora por los Derechos de la Niñez y Adolescencia (Cdia) denunció al MEC por profundizar la violencia hacia niños y adolescentes al autorizar el uso de estos materiales. Decenas de organizaciones pidieron al ministro de Educación, Luis Fernando Ramírez, que suspenda la implementación experimental del plan, que, según él, está ocurriendo en cinco escuelas públicas. Esto último fue negado el viernes por su director de comunicación, Felipe Goroso.