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El 30 de septiembre de 1959, apareció publicada en la página 2 del diario El País, dirigido por el periodista y escritor anarquista guaireño Leopoldo Ramos Giménez (1891 - 1988), la famosa “Carta de un Amoral”.
Esta carta, de autor anónimo, fue publicada en la sección de “Cartas al Director” en el marco de las investigaciones que se venían realizando desde comienzos de ese mes de septiembre por el crimen del joven y popular locutor de Radio Comuneros Bernardo Aranda.
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Bernardo Aranda tenía de 25 años de edad al momento de morir. Fue un pionero en la difusión del rock entre la juventud paraguaya de la década de 1950. El 1 de septiembre de 1959, a las 2 de la madrugada, la policía encontró su cuerpo sin vida en medio de un incendio. La tragedia desembocó en la persecución conocida como el “Caso de los 108″, el “Caso 108″, y también el “Caso 108 y un quemado”, debido a las notas periodísticas que informaron que eran 108 los homosexuales apresados como sospechosos, mientras que el joven Bernardo Aranda sería el “quemado”.
El crimen, nunca esclarecido, desató una redada contra la comunidad gay, con más de un centenar de detenidos y una campaña mediática que estigmatizó a cientos de personas por su orientación sexual. Hoy, la cifra 108 es levantada por los colectivos TLGBI+ como símbolo de lucha contra la discriminación.
Las investigaciones de los culpables de la muerte del joven Aranda derivaron rápidamente en la persecución policial de ciudadanos “sospechosos” de tener una conducta “amoral” y, con ello, en la criminalización de la homosexualidad por parte de la dictadura estronista.
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ABC Color dedicó al Caso Aranda al cumplirse 60 años un artículo en portada en El Suplemento Cultural. Ese análisis criminológico de Montserrat Álvarez sobre los mecanismos de estigmatización y construcción del enemigo interno en el caso del asesinato de Bernardo Aranda fue reproducido en diversas publicaciones extranjeras especializadas.
La “Carta de un Amoral” constituye una de las primeras declaraciones públicas de disidencia sexual bajo la dictadura de Alfredo Stroessner Matiauda (1954-1989) y uno de los primeros documentos públicos de defensa de los principios de igualdad de derechos, dignidad y respeto a la diversidad que se conocen en la historia reciente del Paraguay.
Hoy, 30 de septiembre, fecha de publicación de la “Carta de un Amoral”, en Paraguay se rescata la memoria de las luchas contra la discriminación recordando las palabras de aquella persona anónima que se atrevió a poner este reclamo por escrito en plena dictadura.
“El caso Aranda atraviesa la literatura, el cine y el teatro paraguayos –expone El Suplemento Cultural–. Sirve para disecar un país en el cual la manipulación de la conciencia favorece al régimen en la obra teatral 108 y un quemado, escrita y dirigida por Agustín Núñez en el 2002. El peso de las listas negras de 1959 se prolonga en un melancólico retrato de la persistencia del pasado y sus mecanismos de discriminación en el documental 108 Cuchillo de palo, de Renate Costa, estrenado en el 2010. La colaboración con las autoridades instalada a partir del crimen da su sórdido clima de paranoia rutinaria a la Asunción de fines de los años 50 en la novela Narciso, de Guido Rodríguez Alcalá, publicada en el 2016. Conjuras como la que desde el poder utilizó en su provecho el trágico final del “Elvis paraguayo” son posibles en sociedades fundadas sobre los pactos espurios del miedo, la corrupción y el silencio” (“Sexo, muerte y rocanrol”, El Suplemento Cultural, 30/08/2020).
La lucha en defensa de los derechos de la diversidad sexual reconoce uno de sus hitos fundamentales en la “Carta de un Amoral” del 30 de septiembre de 1959. Hoy, a pesar de las décadas transcurridas, la comunidad TLGBI+ sigue sufriendo violencia y discriminación.
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“Nosotros seguimos una vocación que es tan antigua como la propia humanidad, y en este siglo de consagración de todos los derechos humanos, nadie puede negarnos el derecho de hacer de nosotros mismos, de nuestro continente físico, lo que queremos, sin incomodar a los otros que no quieran hacer lo mismo que nosotros. Los moralistas de El País están errados porque en esta materia no existe moral colectiva sino moral individual y nosotros somos individualistas por principios filosóficos. Si ustedes persisten en el error perderán el tiempo, y nosotros no perdemos nada”. Anónimo, “Carta de un Amoral”, diario El País, miércoles 30 de septiembre de 1959, Asunción, Paraguay.