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El gobierno de Mario Abdo Benítez tuvo un estrepitoso fracaso en la atención de la salud pública paraguaya. Durante su gestión, la pandemia de covid-19 oscureció aún más un área eternamente postergada y que, pese a las promesas, ningún gobierno priorizó.
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Antes del 2020, durante los primeros dos años de gobierno de Marito, en todas las regiones del país los reclamos en salud pública eran por los mismos problemas que gestiones anteriores no pudieron solucionar: infraestructura obsoleta o en mal estado, desabastecimiento de medicamentos, déficit de profesionales médicos, insuficiencia de camas de internación, equipamientos médicos, entre otros.
El deprimente estado de la salud paraguaya se ennegreció todavía más cuando la pandemia del covid-19, puso en jaque el pésimo servicio sanitario de nuestro país.
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La respuesta que brindó el gobierno de Mario Abdo Benítez para evitar la expansión del virus en territorio nacional fue festejada en principio. Tras registrarse el primer caso de la enfermedad, el 7 de marzo del 2020 y, el primer fallecido, el 20 de ese mismo mes, se cerraron los principales accesos terrestres al país, así como el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi.
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Además, el Gobierno prohibió la libre circulación reconociendo que el sistema de salud no estaba listo. Alegó que durante la cuarentena se realizarían las mejoras que urgían en los hospitales.
Hubo un periodo de estricto aislamiento que duró 40 días. Luego, comenzó a regir una “cuarentena inteligente”, con apertura para algunos sectores, pero solo a nivel nacional.
Cuarentena era para mejorar el servicio médico, pero eso no pasó
Durante este periodo -que afectó principalmente a la economía del país y al sector educativo- los casos de coronavirus, así como las necesidades sanitarias, comenzaron a multiplicarse. Los paraguayos exigían vacunas, pero los biológicos -desarrollados a velocidad meteórica- eran privilegio de los países más ricos.
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En octubre del 2020, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, anunció la firma de un acuerdo “salvador” con el mecanismo Covax, un sistema de distribución equitativa de vacunas de la OPS/OMS.
Paraguay pagó una prima de US$ 6.847.680 para asegurar los biológicos. Sin embargo, recién el 22 de febrero del 2021, cuando la mayoría de los otros países ya tenían semanas vacunando, Paraguay arrancó con la inmunización contra el covid-19.
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Pese al acuerdo firmado, la vacunación se inició con un irrisorio lote de dosis que fueron adquiridas a través de acuerdos bilaterales y, posteriormente mediante la caridad de otros países.
A cuentagotas, las vacunas llegaron al país para inmunizar a la fecha al 59% de la población. Sin embargo, el mecanismo Covax nunca cumplió con el compromiso realizado con Paraguay. De las 4.279.800 vacunas prometidas, sólo envió 1.093.200 dosis.
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Mario Abdo Benítez deja el Gobierno sin lograr que el sistema de la OPS/OMS reembolse a Paraguay la millonaria suma de US$ 5.670.990. El dinero es parte del pago inicial realizado por nuestro país.
Cientos murieron por falta de camas, medicamentos y oxígeno
Las camas de internación, principalmente de cuidados intensivos, se duplicaron con la pandemia del covid-19. De 308 camas de terapia intensiva en el 2020, Paraguay dispone ahora de 817 lugares. Aún así, todavía faltan lugares en UTI, principalmente en el sector pediátrico y neonatal.
El gobierno de Mario Abdo Benítez -que tras la renuncia de Mazzoleni nombró al doctor Julio Borba como ministro de Salud- fracasó en la atención de miles de enfermos que desesperados deambulaban por los hospitales suplicando un lugar de internación.
La falta de medicamentos se fue agravando con el incremento de los casos. Algunas medicinas de elevadísimo costo eran imposibles de pagar por los familiares de los internados. Se recurrió a colectas solidarias y a polladas para costear lo que se podía.
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A diario, desesperados padres, hermanos, hijos lloraban ante las cámaras de los medios de comunicación suplicando que el Gobierno provea insumos y fármacos para salvar la vida de sus seres queridos.
La falta de oxígeno medicinal también fue motivo de reclamo diario. En los hospitales se podía observar cómo agobiados familiares corrían de un lugar a otro buscando la forma de conseguir balones de oxígeno. Recién hoy, Paraguay dispone de 43 plantas de oxigeno medicinal, según el informe de gestión de Marito.
El covid-19 suma a la fecha 19.983 fallecidos en Paraguay.
Otras enfermedades quedaron relegadas y siguen así
Mientras el gobierno de Mario Abdo Benítez intentaba apagar incendios y brindar asistencia a los diagnosticados con coronavirus, enfermos con otras patologías luchaban para recibir atención sanitaria y no morir.
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Pacientes oncológicos y otros enfermos crónicos -históricamente relegados del sistema de salud- padecieron aún más la falta de fármacos y atención del Gobierno.
Actualmente, pese a que la urgencia por el covid-19 finalizó hace tiempo, los diagnosticados con cáncer y enfermedades crónicas complejas, siguen soportando el deficiente sistema de salud que deja Mario Abdo Benítez.
Supuestos hechos de corrupción y millonaria deuda con farmacéuticas
Varios supuestos hechos de corrupción relacionados la compra de insumos y medicamentos que fueron denunciados durante la pandemia del covid-19, también empañan la gestión del Mario Abdo Benítez. Uno de lo más relevantes es el relacionado a Insumos Médicos SA (Imedic SA).
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Justo Ferreira, su hija Patricia Ferreira y otros están acusados de defraudar al Fisco y de contrabando, asociación criminal y producción de documentos no auténticos. Este y otros casos siguen impunes.
Las deudas que acumulada el Estado con las empresas farmacéuticas proveedoras del Ministerio de Salud Pública (MSPBS) constituyen otro gran agujero financiero que deja Marito.
Hasta el 31 de julio del 2023, la deuda de Salud Pública por el abastecimiento de insumos y medicamentos, era de US$ 371,3 millones.
Lo negativo
- El Gobierno de Mario Abdo Benítez deja una deuda de US$ 371,3 millones con las empresas farmacéuticas proveedoras del Ministerio de Salud Pública (MSPBS).
- El Estado no logró recuperar US$ 5.670.990 del monto total pagado al mecanismo Covax de la OPS/OMS por vacunas contra el covid-19 que nunca llegaron.
- La corrupción durante la pandemia del covid-19, que empobreció la atención sanitaria en hospitales públicos de todo el país, enriqueció a muchos.
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Lo positivo
- Aumentaron las camas de terapia intensiva: Las unidades de terapia intensiva, que previo a la pandemia del covid-19 sumaban tan sólo 308 camas, totalizan hoy 817 lugares en todo el país. Departamentos que antes estaban olvidados, actualmente disponen de cuidados intensivos.
- Se subsanó falta de oxígeno medicinal: La altísima demanda que generó la pandemia del covid-19 impulsó a la construcción y habilitación de más plantas de oxígeno medicinal. Actualmente, el país dispone de 43 plantas y otras 5 están en proceso de adquisición.
- Construcción de Unidades de Salud Familiar: Se remodelaron 158 Unidades de Salud Familiar (USF) y se construyeron 119 nuevos espacios de atención sanitaria que permitió la incorporación de 1.348 profesionales médicos, licenciados y técnicos en enfermería además de agentes comunitarios de salud.