Cargando...
Desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenido (Mades) señalan que se aguarda la caída de grandes volúmenes de lluvias durante este segundo semestre del año en el país, señaló José Silvero, director de Recursos Hídricos de la institución.
Esta situación genera altas expectativas en el sector productivo, ya que se esperan lluvias que puedan beneficiar los cultivos. Silvero explicó que se tendrá un proceso de transición del fenómeno climático La Niña al fenómeno El Niño entre julio y diciembre. Esto podría ocasionar mayores precipitaciones en los próximos meses.
Lea más: Cuatro puntos de calor en áreas protegidas del Chaco
“Es de esperarse que para comienzos de este semestre, y especialmente en el último trimestre del año, tengamos muchas más precipitaciones de las que tuvimos en los últimos tiempos. Se trata de una mejor expectativa para el sector productivo, que tiene presión por sequía”, expresó Silvero.
No obstante, las lluvias en abundancia podría ser perjudiciales para la producción agrícola, especialmente para el arroz, de acuerdo al director hídrico del Mades. “De no concretarse la instalación de El Niño vamos a estar pasando por un estrés hídrico seco nuevamente”, agregó Silvero.
El Niño traería más lluvias entre octubre y diciembre, afirman
El funcionario explicó que en lo que debía ser un periodo de lluvias, este año no se registraron grandes precipitaciones; sin embargo, los pronósticos globales indican que un ambiente más propicio para las lluvias se tendrá entre octubre y diciembre.
Ante el déficit de lluvia, Silvero indicó que la cartera ambiental alerta sobre el escenario que se podría dar en el futuro. “Tuvo que haber llovido mucho más, ahora los pronósticos globales mencionan que hacia fines de este semestre se tendrán más lluvias. Tenemos el riesgo de pasar de un extremo a otro”, comentó.
Lea más: Video: varias familias preocupadas por la sequía y crecida del río Paraguay y Paraná
Silvero instó a los productores a tomar medidas ante la posibilidad de la caída de una gran cantidad de lluvias, lo que podría, a final, resultar perjudicial.
A principios de este año, zonas del país como Ñeembucú vivieron a la vez dos realidades distintas, por un lado la sequía y por otra parte la crecida de los ríos Paraguay y Paraná.