Cargando...
El alcoholismo es considerado una enfermedad de negación y pérdida, ya que la persona enferma lo niega hasta las últimas instancias y por lo general pierde a la familia, a los amigos, el trabajo y hasta la vida. Es por eso que Alcohólicos Anónimos brinda ayuda para el enfermo y sus allegados.
No es considerada una persona enferma la que toma todos los días, si no, la que toma una vez al mes o al año, pero no puede parar, no dice basta. “El alcohol crea problemas a sí mismo y a los demás” agrega una persona que asiste a las reuniones de AA y señala que estar sobrio es un día a la vez.
En Paraguay existen 60 grupos de apoyo para personas que padecen el alcoholismo y para contactar con ellos es necesario comunicarse vía telefónica al (021) 907-805 donde una persona indica cuál es el más cercano, según en que ciudad se encuentre.
Las reuniones son cerradas o abiertas. La primera es exclusiva para las personas enfermas y la segunda es para los que buscan información.
Lea más: Chikunguña: ¿después de cuánto tiempo se puede consumir alcohol?
Si bien se puede asistir con un acompañante, es importante que la persona enferma ingrese sola a la reunión, con el objetivo de ser realmente honesto consigo mismo.
El primer paso para una persona que ingresa al grupo de apoyo es completar un cuestionario, “le damos un test personal para que se de cuenta si tiene o no la enfermedad del alcoholismo. El mismo se lleva a la casa, como una tarea y debe contestar con sinceridad.
No se utilizan planillas de asistencia, ni se utiliza el apellido y el único requisito es tomar la decisión de dejar el alcohol.
Actualmente, el porcentaje de hombres y mujeres con la enfermedad del alcoholismo es el mismo, “50 y 50″, indican.
El alcoholismo es una enfermedad incurable, progresiva y mortal
El entrevistado, cuyos datos son anónimos, manifiesta que existe un programa de recuperación de sobriedad, donde se puede mantener sin bebidas alcohólicas “día tras día”.
“Las emociones nos llevan a beber, siempre queremos tomar, relacionamos todo con el alcohol y eso se convierte en que uno no es demasiado y mil no son suficientes” manifiesta.
Agrega que no es ninguna vergüenza admitir que se padece una enfermedad, aunque esta enfermedad sea la del alcoholismo. Y mucho menos, pedir ayuda para buscar una solución. “Nosotros así tuvimos que hacerlo algún día” recuerda.
Finalmente indica que la mayoría de los tratamientos del alcoholismo buscan ayudar al enfermo a mantener su sobriedad y posteriormente pueden ser fuente de experiencias personales en un sistema de apoyo constante a los alcohólicos en recuperación.