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La idea lo tuvo el joven aché Benito Urugi Chevegi Fu’agi, quien tras los festejos del Día del Maestro que realizaron en su comunidad el jueves, invitó a sus amigos y rápidamente conformaron un grupo de más de 10 jóvenes, varones y mujeres, quienes primerito visitaron la casa del abuelo Lucio Chevugi.
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“Le limpiamos toda su vivienda, le lavamos su ropa, sus frazadas y luego lo aseamos, cortándoles las uñas, bañándole y vistiéndoles ropas limpias. Son personas adultas que viven solos y que por su edad ya no pueden cuidarse adecuadamente”, explicó Benito.
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Luego pasaron a la casa de don Juancito Japegi donde cumplieron la misma tarea. Al abuelo de 70 años Le sacaron piques y piojos con toda la paciencia del mundo, ternura que al final terminó emocionando al septuagenario.
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La noble iniciativa de los jóvenes Aché, que se repetirá una vez por semana, fue acompañado por toda la comunidad, que rápidamente colaboró con todo tipo de productos que permitió llevar a cabo la higienización de las viviendas.
Líderes y pobladores, encabezado por el cacique Pablo Kuaregi, aplaudieron la aptitud y se emocionaron por la calidez demostrada con los adultos mayores y les incentivaron a que continúen con tal loable iniciativa.
“Cómo me alegra la idea de Benito. Qué bueno es esto que hacen. Pasen por mi casa yo también voy a aportar un poco de jabón y sigan siempre así. No les abandonen a nuestros abuelos”, señaló doña Margarita Velázquez, miembro de la comunidad.
También dio su apoyo y valoró la iniciativa el mestro Marciano Chevugi, quien dio la idea de colaborar un poco de combustible para hacer leña y llevarle a los abuelos. Dijo que hay mucho más por hacer y alegra los corazones ver que la juventud aché no se olvida de sus mayores.
La Chupapou es una comunidad indígena modelo, ubicada a 10 kilómetros del casco urbano de Villa Ygatimí. Allí la población trabaja armónicamente y presentan constantemente proyectos e ideas que desarrollan entre entre ellos. Son autosuficientes y en vez de esperar todo del Estado, ellos mismos se encargan de producir sus tierras y distribuir los recursos. Incluso aportan para la construcción de escuelas y otras obras de carácter público en su comunidad. Una vez cargaron una camionada de víveres y enviaron a sus los indígenas afectados por la inundación en el Chaco.
Perseguidos durante la dictadura lograron sobrevivir a la barbarie y ese asedio nunca terminó totalmente. Hace poco tiempo soportaron invasión de sus tierras por campesinos incentivados por sojeros brasileños que titulan sus posesiones gracias a la corrupción en los entes del Estado.