Cargando...
Inseguridad, falta de limpieza y de reordenamiento son la constante en los cementerios de la capital, que son tres: la Recoleta, del Este y del Sur; sin embargo, la tasa de impuestos sube al 100% de forma anual a partir de este año.
De estar abonando G. 100.000, los contribuyentes pasan a pagar G. 192.000 anuales, informaron esta semana desde la Comuna capitalina.
Robos constantes en el Cementerio del Sur
Arsenio Bobadilla, encargado de limpieza del cementerio del Sur, manifiesta que el día a día se inicia muy temprano con los trabajos de limpieza en todo el camposanto, que tiene aproximadamente 7 hectáreas.
Manifiesta que con lo que más se encuentran a esa hora son restos de elementos dejados por personas que utilizan el cementerio para ingresar a drogarse y abandonan sus residuos en diferentes lugares.
Además, estas personas son las sindicadas de robar cruces, placas y todo lo que encuentren a su paso para vender a bajo costo y volver a conseguir estupefacientes.
Las personas adictas ingresan por los boquetes de gran tamaño que se encuentran a lo largo de la muralla del predio.
El costo aproximado de las cruces de madera es de G. 100.000 y es lo que más se roba, asegura Bobadilla.
Lea más: Municipalidad de Asunción aumentó en un 100% la “tasa de cementerio”
Inconvenientes con los carriteros apostados al lado del cementerio
Sobre 18 Proyectadas, uno de los costados del Cementerio del Sur, se encuentra un contenedor perteneciente a la Asociación de Carriteros, reconocida por la Municipalidad, que recibe en ese lugar las basuras y las recicla.
Sin embargo, el problema se genera con los residuos que dejan del trabajo que hacen.
Por otra parte, los vecinos de la zona aprovechan para acumular sus basuras en el mismo sitio y, de esa manera, los residuos se juntan convirtiéndose en vertederos clandestinos.
Cementerio del Este
El cementerio del Este, que se encuentra en el barrio Santa María, sobre las calles Santa Teresa y Lázaro González, fue refaccionado, en parte, durante la pandemia.
La muralla fue hecha a medias, ya que “se olvidaron” de la parte trasera, dejándola totalmente descubierta, y es por donde ingresan personas inescrupulosas para reducir a quienes van a visitar a sus muertos.
Si bien la limpieza se mantiene, es sólo en la entrada, ingresando por los finos pasillos que casi son laberintos por la falta de organización de los terrenos, donde se pueden ver ataúdes abiertos e incluso huesos humanos al aire libre.
Son los familiares que visitan frecuentemente a sus seres queridos los que se encargan de pagar a los propios limpiadores del camposanto para que mantengan limpio el sitio y sus alrededores.
Los días viernes, y aún más si coinciden con el final del mes, uno de los ingresos del costado del cementerio se convierte en un salón de fiesta, con parrilla de asadito en la vereda y gente con bebidas alcohólicas sentada en el pasillo de ingreso, acompañada de música, a la vista de los vecinos y todo aquel que circule por esa calle.