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Un equipo periodístico de ABC corroboró esta semana que lo que comenzó hace meses como una “carpa de la resistencia”, desde la que exigen la renuncia del presidente de la República Mario Abdo Benítez, se convirtió en un pequeño campamento de al menos una decena de toldos en los cuales viven personas.
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Imágenes tomadas en el sitio indican que allí las personas se alimentan, lavan y cuelgan sus ropas en tendederos y también pernoctan. Sin embargo, no se identifican.
Días pasados, algunos presentes dijeron que solamente estaban allí para “acompañar” sin poder definir por qué protestan o qué reivindicación persiguen desde esas carpas. Entretanto, a otro equipo periodístico le indicaron que se tratan de personas “sin tierra”.
Aunque desde la Municipalidad de Asunción señalaron desconocer que se trate de una ocupación, hoy se pudo fotografiar en el sitio varias personas tomando tereré y conversando bajo la sombra de los árboles.
Al costado de una carpa con logotipo del Gobierno Nacional, que contiene varios colchones, hay varias otras carpas, más pequeñas y precarias.
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“El pueblo exige la inmediata renuncia del presidente del Paraguay Mario Abdo Benítez por ser corrupto y usurpador”, indica un cartel. A su lado, escrito en un cartón, se lee: “El pueblo está cansado de este gobierno corrupto. Que renuncie ya”.
Un baño químico portátil se observa también a un costado de las carpas, mientras al otro lado, hacia las vallas que separa la Plaza del Congreso de sus vecinas, hay un basural que incluye desechos de todo tipo.
Sigue el enrejado de plazas y calles frente al Cabildo
Mientras, la Secretaría Nacional de Cultura continúa el trabajo de enrejado de las plazas apostadas frente al Cabildo, entre la Catedral Metropolitana y el Congreso Nacional.
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La Plaza de Armas ya fue enrejada a fines del año pasado. Ahora se está colocando el vallado en Juan de Salazar e Independencia - Constitución, incluidas las calles Río Jejuí y Río Manduvirá, que las divide.
Este enrejado se realiza luego de que esas plazas hayan estado ocupadas durante años por damnificados de la Chacarita y por indígenas que llegaban desde el interior del país a protestar.
Empero, el enrejado molesta ahora a cuidacoches y vendedoras de tereré que allí generan sus ingresos cotidianos, según señalaron esta semana.