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Anita está en el posoperatorio de un procedimiento extremadamente complejo que es la extracción del corazón artificial después del trasplante cardíaco, evolucionando favorablemente, según explicó el doctor Marcos Melgarejo, jefe del equipo cardiovascular del Hospital Pediátrico Acosta Ñu.
Aclaró que aún está dentro de los tres primeros días, que son los más críticos, más aún considerando la situación de Anita. Sin embargo, contó que los riñones están funcionando bien, el corazón trasplantado está con muy buena contracción, así como también registran que el resto de los órganos están funcionando correctamente.
“Ahora le suspendimos la sedación, ella se despierta bien. Entonces, el siguiente paso sería tratar de sacarle el respirador en el transcurso de esta tarde o mañana de mañana”, relató el doctor Melgarejo.
Indicó que en líneas generales están bastante optimistas con su evolución. Agregó que Anita reaccionó bastante bien, más rápido de lo que esperaban. Dijo que hay todo un protocolo de posoperatorio de trasplante cardíaco que va a durar unos cuantos días. “Ella tiene que aplicarse toda la medicación antirrechazo; se controlan las infecciones”, señaló.
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Anita: en medio de la tragedia, la esperanza
Ana Paula Blaires Capdevila padecía de una miocardiopatía obstructiva que se le detectó en abril pasado. Desde entonces, luchó por encontrar un donante. Hace poco más de 80 días, desde el 1 de agosto de este año, sobrevivía con un corazón artificial en el Hospital Pediátrico Acosta Ñu.
El jueves último recibió el corazón de un donante, quien, además, era su vecino. Un motociclista de solo 20 años, llamado Éver Manuel Meza Calvetti, chocó contra la parte trasera de un auto de la marca Hyundai, modelo i10, que era manejado por Michel Gabriel Florentín Fretes.
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Florentín Fretes habría frenado de manera abrupta e imprudente, presuntamente para observar otro accidente que tuvo lugar en el viaducto Semidei, en el carril que conduce a Loma Pytã.
Éver falleció en horas de la siesta del jueves en el Hospital de Trauma debido a los golpes que recibió tras el accidente. Si bien la Ley 6.487/20 establece el derecho a la confidencialidad, tanto la familia de Éver como la de Anita se contactaron entre sí de forma directa a raíz de todo lo sucedido.
