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Las empanadas pueden ser fritas o al horno, de carne, de pollo, de jamón y queso, chilenas, de huevo o en sus otras diferentes presentaciones. Cada 4 de octubre se celebra su día y surge la pregunta: ¿Dónde nacen las empanadas?
En nuestro país, las preferidas son las de carne con huevo y fritas, mejor aún si son “sandwinadas”, o sea, una empanada en medio de un pan partido a la mitad. Algunos incluso le agregan un aderezo picante.
Están los más fit que las prefieren al horno y acompañadas de una fuente de ensalada, mientras que otros las piden una de cada sabor y con mandioca.
Se consumen como media mañana, almuerzo, media tarde o cena; puede ser fría, caliente o recalentada, como diría Mario Campos, propietario de Empanadas Ña Posho, una pintoresca casa de ventas de esta versátil comida que se encuentra en barrio Obrero.
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¿Cuál es la historia de la empanada?
No hay nada escrito oficialmente, pero cuentan que nació en Medio Oriente, donde era considerada una manera de conservar la carne, pero también están los que dicen que se originó en Persia, siglos antes de Cristo, y otros que nació en Grecia.
La de Medio Oriente habría inspirado a los italianos a su tradicional calzone y de allí habría pasado a España con los moros.
Desde la Madre Patria habría llegado al “nuevo mundo” a través de las expediciones y su aparición en este continente habría sido primeramente en la región andina.
A lo largo de la cordillera latinoamericana, las empanadas presentan distintas variantes, ya que cada zona usa los ingredientes que tiene a la mano y le da un toque diferente.
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A Paraguay no se sabe si llegó de la mano de los españoles o ya de algún país cercano; sin embargo, como a todo, el paraguayo le dio su identidad.
Las empanadas paraguayas son diferentes y quienes la prueban se enamoran, las disfrutan, deleitan el paladar y vuelven por otra.