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Andrés Silva Chaves es paraguayo, nacido y criado en Asunción, aunque ahora reside en Surubi’i (Mariano Roque Alonso). Es padre de 4 hijos, una nena y 3 varones; está casado desde hace 16 años con la arquitecta Victoria Holler. Exalumno del Colegio Internacional, ha hecho carrera como emprendedor, pero también como consultor y facilitador de proceso de cambio en sistemas organizacionales.
Es socio fundador de las consultoras OKARA, ARCA y de la empresa gastronómica Pireka (El Mundo del Asado). Fue director ejecutivo -durante 14 años- de la Fundación Teletón. Integra el Equipo Nacional de Estrategia País (ENEP). Su propósito, dice, es guiar a las personas y organizaciones a que alcancen su máximo potencial.
Descubriendo al líder
- Hoy día abundan los cursos para crear líderes. A la afirmación de que el líder nace se le ha agregado que, además, se hace.
-Yo creo que nadie puede enseñar a otra persona a ser líder. El liderazgo es un fenómeno complejo en el que intervienen muchas variables que no se pueden controlar. Lo que sí podemos hacer es generar condiciones para que las personas participen de procesos de aprendizaje que les permitan desarrollar habilidades, adoptar métodos y herramientas que son útiles en el ejercicio del liderazgo.
La capacidad de ejercer el liderazgo depende de muchos factores. Por eso, para mí es irrelevante saber si el líder nace o se hace. Lo importante es reconocer que todos podemos aprender y ejercer algún tipo de liderazgo en situaciones determinadas.
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¿Cuál es su definición del líder en Paraguay?
-No hay una sola manera de definir el liderazgo. Justamente nuestra propuesta pasa por reconocer que los distintos tipos de liderazgos dependen también de las circunstancias que viven los líderes y las organizaciones, y del tipo de desafíos que deben resolver.
Hay líderes que ponen foco en la pertenencia y el pasado, otros ponen énfasis en el poder impulsivo desde modelos más caudillistas, otros en el orden y las jerarquías tradicionales, otros en la racionalidad y en el logro, así como otros en la sensibilidad hacia lo diferente y la búsqueda de participación para construir consensos.
Hoy sabemos que estas distintas maneras de dialogar tienen sus luces y sombras y aportan valor dependiendo del tipo de desafíos que toca resolver. Por eso sabemos que los líderes que quieran alcanzar resultados en un contexto incierto y complejo como el que vivimos, deben sobre todo ser capaces de fluir a través de los distintos modelos de liderazgos, según cada situación que le toque enfrentar.
El problema surge cuando nos quedamos atrapados en un solo modelo y queremos resolverlo todo desde esa lógica. Es como entrar a una obra compleja con una sola herramienta, cuando en realidad uno necesita una variedad enorme de herramientas.
- Hay distintos tipos de líderes y en diferentes campos, como bien dice. ¿Cuáles son los más necesarios para nosotros a nivel país?
-Creo que en Paraguay necesitamos liderazgos en todos los niveles, pero sobre todo, considero que hoy necesitamos liderazgos que nos ayuden a salir de los modelos caudillistas o feudales para construir institucionalidad. Ese es un paso indispensable para poder desarrollarnos como país porque no hay sociedad que pueda salir adelante sin el respeto irrestricto a los sistemas normativos y sin instituciones que puedan sostenerse en el tiempo más allá de los cambios y los vaivenes de corto plazo.
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- Nómbreme algunos líderes natos paraguayos
-Puedo nombrar a muchos, desde Lino Oviedo hasta personas como Guillermo Caballero Vargas, Berta Rojas o Roque Santa Cruz . El desafío para mí pasa no solo por saber sus nombres, sino, sobre todo, desde qué valores y con qué objetivos ejercen el liderazgo.
- ¿Cuánto cuenta la apariencia del líder, su voz, carisma, su nivel socioeconómico…?
-El liderazgo es un fenómeno complejo y todos esos elementos cuentan si el contexto lo demanda. No podemos pensar en el liderazgo fuera del contexto que permite o no la emergencia del mismo. De qué sirve tener una vestimenta moderna en un contexto como el de una tribu. La tribu valora elementos muy distintos a aquellos que se pueden valorar en el ámbito de una institución financiera.
Lo importante es entender si el liderazgo tiene o no calce con la cultura que está presente; no entender esto es lo que genera grandes frustraciones en muchos líderes que se consideran los mejores, pero que, al final de cuentas, no logran conectar con las personas.
- ¿Por qué sentimos que hay más líderes para el mal que para el bien?
-Tal vez es una percepción que algunas personas tienen porque están expuestas a noticias donde lo negativo predomina. No tengo elementos objetivos que me permitan concluir que existen más líderes para el mal que para el bien.
Lo que sí creo es que necesitamos aprender a dejar atrás el maniqueísmo para construir desde lo que hay y no solo desde el deber ser. Esto significa que los liderazgos más efectivos son aquellos que pueden sincronizar con su contexto para generar nuevas posibilidades y no aquellos que viven oponiéndose a la realidad desde un marco idealizado.
- Hoy se da mucho espacio a gente muy joven, incluso para liderar a personas mayores. ¿No son los años los que reafirman y validan el verdadero liderazgo?
-En toda organización hay distintos tipos de jerarquías. Está la jerarquía de la estructura, que define por diseño quienes pueden ejercer determinados niveles de poder y quiénes no. También está la jerarquía de quienes vinieron antes, porque se debe reconocer el aporte que hicieron para que la organización se desarrolle. Así también, existe la jerarquía del que sabe más sobre un tema y, a veces, una persona joven puede estar más actualizada que una persona mayor o de mayor antigüedad.
Los problemas surgen cuando estas jerarquías entran en tensión porque no son reconocidas, ya que lo importante es entender cuál es el aporte que trae cada una.
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- ¿Cuál es el problema más grande del fracaso en liderazgo de las empresas e instituciones nacionales?
-Veo que uno de los grandes problemas es el poco valor que se le da a dos herramientas fundamentales: el diálogo y la reflexión. En un mundo tan incierto y complicado como el que vivimos, es fundamental aprender a dialogar generativamente con los demás para resolver problemas y desafíos que son más complejos que los que enfrentamos en el pasado.
La acción es siempre el fruto del diálogo, pero a veces nos olvidamos que lo que hacemos surge de nuestras propias conversaciones. Por otro lado, veo que se valora poco la reflexión, porque se considera que es una pérdida de tiempo. Sin embargo, la capacidad de adaptarnos a los cambios depende en gran medida de nuestras capacidades reflexivas. Veo que muchas empresas enfrentan crisis debido a la poca valoración que se da a estos elementos.
- ¿Cuál es su frase preferida en este momento para formar líderes?
-Necesitamos pasar del liderazgo al equipazgo
- ¿Por qué en Paraguay nos cuesta reconocer a los líderes? ¿No caen bien, no proyectan tener la formación necesaria?
-No creo que esto sea así. En realidad, veo que tenemos una adicción a los liderazgos caudillistas y tradicionales que nos impiden desarrollar organizaciones que cuenten con mayores niveles de autonomía. Los que no caen bien son ciertos tipos de liderazgos que desafían el status quo, y creo que eso tiene que ver con somos parte de una sociedad bastante conservadora.
- En su libro habla de inteligencia colectiva, ¿ya no es tiempo de un solo líder sino de muchas cabezas pensando en torno a un objetivo común?
-Creo que mientras más centrada esté una organización en la figura de un solo líder, más chances tiene de fallar.
Los desafíos que tenemos que enfrentar cotidianamente en un mercado y en una sociedad que están cambiando de manera vertiginosa exigen que desarrollemos la capacidad de poner al servicio de nuestros objetivos la diversidad de miradas, herramientas y soluciones que nacen de la inteligencia colectiva. Pero esto no es posible desarrollar cuando hay tantos líderes atrapados en sus egos. La inteligencia colectiva solo es posible cuando interactúan personas que tienen la madurez psicológica suficiente para trascender sus propios ombligos.
Hoy se lanza Dónde está el líder
Andrés Silva Chaves lanza, este jueves 19, su libro ¿Dónde está el líder? Un material en el que resume más de 25 años de trayectoria acompañando a líderes de distintos ámbitos. “En mi libro planteo el desafío de resignificar la mirada que tenemos sobre el liderazgo para dar paso a la inteligencia colectiva como una nueva manera de entender las interacciones humanas dentro de las organizaciones”, resalta el autor.
Subraya también que su libro no es de autoestima ni autoayuda, sino que aporta una necesaria reflexión sobre la urgencia que tenemos de replantear los modelos de liderazgo del pasado que siguen presentes a pesar de que la realidad cambió. “No ofrezco una receta ni una fórmula mágica. Mi libro parte reconociendo que somos personas limitadas y que necesitamos romper con la idea de los líderes como superhéroes, porque eso no es lo sostenible”
“Cuestiono la mirada de que ‘todo depende de uno mismo’, y que lo que uno proyecta en los pensamientos es lo que va a ocurrir en la realidad. Estas son creencias casi infantiles que no permiten abordar con madurez un tema tan importante como el liderazgo”. Respecto a su rol de escritor, refiere: “Aprendí que escribir no es un acto individual, porque al escribir están presentes todas las situaciones, personas y textos que han pasado por nuestra vida. Un escritor es el canal a través del cual se expresan los aprendizajes que fueron posibles gracias a los demás”.
La cita es hoy a las 19:00 horas, en el BMW Owners Hub, ubicado sobre Avenida España 2054